Lo del mayordomo y el collar de perlas sobre un charco de sangre no es lo suyo. Principalmente porque no es en ese ambiente en el que él se ha criado, y, al final, si uno quiere dotar a sus textos de 'verdad' no puede andarse por las ramas. Por eso Paco Gómez Escribano (Madrid, 1966) habla de extrarradio, de barrios bajos; de vidas al límite, problemas y delicuencia.

Dice que es una forma de soltar la rabia que lleva dentro por haberse criado en ambientes complejos, pero también reconoce que los antihéroes y los perdedores dan más juego cuando se trata de ponerse ante el folio en blanco. De todo ello -y de Prohibido fijar carteles (2019), su última novela- hablará el próximo 10 de septiembre en El Batel, en la inauguración de la sexta edición de Cartagena Negra. Nos ponemos en contacto con él para charlar acerca del estado del noir patrio, de sus próximos proyectos y aprovechamos para sonsacarle alguna recomendación.

P La novela negra está de moda. ¿Qué tiene el noir que engancha tanto a los lectores?

R Desde que existe, la novela negra nunca ha pasado de moda, pese a tener sus picos de más o menos popularidad. El motivo es que siempre hay y habrá pobres y ricos, y esto genera conflicto y grados de criminalidad. Los escritores de cada época se dan cuenta y escriben sobre ello. En cuanto a la novela enigma, la otra rama de la cosa, siempre ha atraído a muchos lectores al plantear un misterio y su resolución.

P ¿Y usted, cómo llegó a este género? ¿Era aficionado antes que escritor de novela negra?

R Claro, todo escritor es antes un ávido lector. Siempre me llamó la atención el género negro. Empecé a conocerlo gracias a los guiones adaptados de novelas de Chandler, Hammet o William Riley Burnett. Aquellas películas en blanco y negro que veía de niño me marcaron. Si a esto añadimos todas aquellas novelas de quiosco baratas del Oeste y de gánsteres, completamos el círculo. Ese fue el germen de mi afición. Y tras muchos años de lecturas, me lancé a escribir.

P ¿Un autor o libro que le haya marcado, que le hiciera seguir este camino literario?

R Hay muchos. ¿Tengo que elegir? Vale. Entonces diré un autor que me haya marcado: Hubert Selby Jr. Y una de sus novelas: Réquiem por un sueño (1978). Pero ya digo, hay muchos, varios de cada época.

P En la actualidad, ¿qué está tramando? ¿Anda todavía centrado en la presentación y difusión de su último trabajo o tiene algún proyecto en el horno?

R Bueno, ahora mismo estoy esperando a que salga publicada mi última novela. Se titula 5 Jotas y debió de publicarse en marzo. Debido al maldito virus, se pospuso hasta octubre. La publicará la editorial Alrevés. Además, estoy preparando un poemario que saldrá en diciembre y que publicará la editorial Tierra Trivium. Y, por otra parte, estoy pensando en una nueva novela de la que ya hay escritas cien páginas.

P Se lo preguntaba porque hay muchos escritores que se han tirado al teclado aprovechando estos meses de cuarentena. ¿Es su caso?

R No, no es mi caso. Para ponerte a escribir una novela hay que estar concentrado y con lo que estaba pasando en Madrid mi cabeza no estaba para eso. Sin embargo, he aprovechado para leer como si no existiera un mañana, que es lo mejor que puede hacer un escritor cuando no escribe.

P Hablando del confinamiento y, por extensión, de la covid-19 (el gran villano de este año), ¿da este 2020 para una novela negra o más bien inspiraría un libro de terror?

R Por supuesto. Los aficionados al thriller tienen ahí un filón. Además, el confinamiento y lo que llaman 'nueva normalidad' ha enviado al paro a miles de personas. La brecha entre ricos y pobres se ha ensanchado, y eso siempre da para muchas novelas.

P Volvamos a centrar el foco: Cartagena Negra. ¿Qué espera de estas jornadas? ¿Es reincidente o es la primera vez que participa?

Pues tengo muchas expectativas porque es la primera vez que acudo y son varios los compañeros que me han comentado que se han sentido como en casa de lo bien que los han tratado.

P Será el encargado de abrir las jornadas con la presentación de Prohibido fijar carteles (2019) en una jornada en la que destaca la mesa redonda 'Debutantes'. Sobre esto último, cada vez son más los autores que suman a este 'movimiento'. ¿Qué opina de este boom? ¿Es peligroso (por saturación) o esperanzador (mirando al futuro)?

R Para mí es un honor que me hacen con eso de abrir el festival. Estoy muy agradecido. En cuanto a lo otro que me preguntabas, me parece bien que surjan nuevos escritores, es esperanzador en una época en que los índices de lectura no son muy altos (nunca lo fueron) comparados con los de países de nuestro entorno. Si hay saturación o no, eso lo dirá el mercado. No creo que ninguna editorial publique sabiendo que va a perder dinero a no ser que considere una inversión a determinada obra o autor.

P Háblenos de Prohibido fijar carteles, si no me equivoco, su último trabajo dentro del género.

R Sí, es mi última novela. Se publicó el año pasado y es una historia de reencuentro y venganza. Tres amigos vuelven a reunirse en su barrio de siempre tras años de ausencias por distintos motivos. Son tipos con mayor o menor bagaje de derrota que solo aspiran a vivir tranquilos después de unas existencias demasiado convulsas y un oscuro pasado a sus espaldas. Pero unos mafiosos extranjeros que están operando en el barrio se meten con ellos y se lía. Se lía parda, vamos.

P ¿De dónde viene su fijación por el extrarradio, los barrios bajos y las vidas al límite?

R Supongo que de la rabia que llevo dentro por haberme criado en ese tipo de ambientes. Además, literariamente me dan más juego los antihéroes y los perdedores, me gustan más.

P Por último: ¿Les recomienda a nuestros lectores una novela con la que enamorarse del género?

R Vale. El diablo a todas horas (2011), de Donald Ray Pollock.