Confiesa el francés Yann Leto (1979) que tiene "pánico" al lienzo en blanco, pero ante él, las imágenes que ha estado viendo, analizando, grabando, guardando en su ordenador e incluso colgando en sus paredes -"es un proceso un poco de psicópata", dice riendo- en seguida van apareciendo en su cabeza y casi van ellas mismas eligiendo su lugar. Leto, que explica que antes era "más impulsivo y expresionista", va entonces dotando la obra de "un sentido estético y conceptual", siempre con la idea de la sobreinformación en la cabeza.

Las obras que ahora se exponen en la galería murciana T20 bajo el clarificador título de Iconofobia son "casi un fotomontaje" con el que el creador quiere llamar la atención sobre "el bombardeo de imágenes, muchas veces violentas, que nos desborda y nos agobia"; imágenes que "se indigestan", que se quedan -aunque a veces no seamos conscientes de ello- en la cabeza y que Yann Leto "descontextualiza" para dotarlas de una nueva realidad.

Una mujer saliendo del World Trade Center cubierta de ceniza en el 11S, la caída del Muro de Berlín, la Casa Blanca, el Vaticano y el humo -rosa- que anuncia la elección del nuevo papa, las banderas del G8... "Hay imágenes con una potencia que hace que no te olvides de ellas, y es como si se encendiera una bombilla en el espectador al volver a verlas", declara el creador, quien asegura que el enfoque de sus obras es, desde que arrancó la crisis, "muy político". De hecho, y como cuenta que él "ya era pobre antes" -puntualiza riendo-, la situación que se está viviendo le viene, en cuanto a creatividad, "de maravilla".

La mayoría de obras que se exponen en Murcia son de gran formato, aunque cuenta Leto que el cambio a un estudio más pequeño le obliga ahora a enfocar su trabajo "de otra manera". En cualquier caso, el formato no es un problema para él, tampoco la técnica, y alterna -"en función de la idea, que siempre aparece clara"- la pintura, el vídeo o las instalaciones. En este último caso sigue apostando por la descontextualización y el contraste, por aunar diferentes mundos en sus obras, y en T20 se puede ver el arranque de un nuevo camino, una chaqueta de visón con pinchos y parches de grupos de música heavy.

Otra de sus instalaciones, la esvástica farmacéutica que expuso T20 en Arco, fue elogiada y criticada a partes iguales. Leto confiesa que le dio "pena que la gente no entendiera la obra", aunque respeta cualquier opinión y está en parte de acuerdo en la famosa frase de que lo importante es que hablen de uno, aunque sea mal.

Pero él no busca visibilidad a toda costa. Quiere llegar a la gente a través de su trabajo y de la colaboración con galerías como T20, con gente que cree en su obra. También trabaja con galerías de Nueva York y Richmond y viaja con frecuencia a Francia y Bélgica.

A España -actualmente vive en Zaragoza- llegó en el año 2005 y fue entonces cuando empezó a dedicarse por completo al arte, "un enfoque de vida" que ya no dejará "pase lo que pase". Y aunque a veces cruce por su cabeza la posibilidad de marcharse a otro país, la situación no le asusta demasiado. Está convencido de que "aunque ahora sea más difícil la venta, con calidad y un poco de cabeza se puede salir adelante... La crisis no podrá con la gente que vale".