Medio Ambiente

Un refugio para la fauna del Mar Menor hasta los dos metros de profundidad

Varios investigadores piden mejorar la gestión de las zonas someras por su capacidad de protección

Investigadores del departamento de Zoología de la UMU recogen muestras para sus estudios sobre las zonas someras.

Investigadores del departamento de Zoología de la UMU recogen muestras para sus estudios sobre las zonas someras. / L.O.

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

Allá donde llega la luz habrá vida. Las zonas someras del Mar Menor, es decir, el tramo del litoral marino que va desde la orilla hasta los dos metros de profundidad, han logrado amortiguar los impactos derivados de las recientes crisis ecológicas de la laguna. Estas áreas se han descubierto como un refugio para la delicada fauna que ha padecido varios episodios de falta o total ausencia de oxígeno en el agua. Esto ha derivado en episodios de mortandad masiva de peces, pero la eutrofización apenas ha hecho disminuir la calidad ecológica de estas zonas cercanas a la costa.

La clave está en la transparencia, apunta Antonio Zamora, investigador del departamento de Zoología de la Universidad de Murcia: «No vemos que haya una alteración muy drástica. No hemos visto grandes cambios, salvo en el periodo de mortandad de peces de 2021. Ahí sí que se nota como la calidad ecológica en las aguas someras baja un poquito, pero no lo que cabría que esperar».

Para este estudio, en el que han participado varios investigadores veteranos en conocer la fauna del Mar Menor, se ha utilizado «a la comunidad de peces como un indicador de la calidad ecológica», subraya Zamora. La línea que marca la diferencia entre las zonas cercanas a la orilla y las aguas profundas del Mar Menor es la transparencia.

Hay que tener en cuenta que «en los procesos donde un ecosistema se carga de nutrientes, el agua se vuelve un poquito verdosa por todo el fitoplancton que hay en la columna de agua. La luz no penetra al fondo y la vegetación sumergida acaba muriendo, y entonces es cuando empieza a llevarse a cabo un evento anóxico», explica el científico de la UMU. De hecho, avanza, este grupo de investigadores ha observado un crecimiento de las praderas marinas tanto en la cobertura del suelo como en la extensión de las zonas someras.

La Comunidad ideará  en su plan de cuenca del Mar Menor un corredor con 25 nuevos humedales

La Comunidad ideará en su plan de cuenca del Mar Menor un corredor con 25 nuevos humedales / alberto sánchez

Caballitos de mar, fartet, los gobios, peces aguja... Son animales asociados a las áreas someras, al fondo marino e incluso a las zonas rocosas. Fente al refugio que suponen en momentos de crisis ecológica, Zamora recuerda que si tuviésemos otro tipo de eventos de mortandas, «como por ejemplo de contaminación por químicos a través de ramblas, una fuga de vertidos, de carburos, o lo que sea, las áreas someras seguramente serían la principal afectada, porque las corrientes tienden a llevar todo hacia las orillas o hacia la cubeta sur de la laguna».

Actuación prioritaria

Si algo cree que se puede sacar en claro de esta investigación, Antonio Zamora señala que las zonas someras «necesitan una gestión prioritaria, considerándolas como un hábitat crítico. No sólo es una zona de baño». Dragados del fango o cualquier otra técnica que altere estos fondos marinos pueden ser un peligro para los habitantes de los primeros metros del mar. «Tenemos que ser muy cuidadosos con todas las actuaciones que supongan la erosión de los primeros 20 o 30 metros de orilla, porque la retirada de las praderas y la alteración del sustrato del fondo hace que esas comunidades se desplacen a otras zonas, y ciertas especies tardan mucho en recuperarse».

Minihumedales como zonas de amortiguación

El biólogo Antonio Zamora propone la creación de áreas de tránsito, mediante criptohumedales de pequeño tamaño, para la fauna, con que tengan conexión con el Mar Menor. «Queremos que sirva de refugio». Un ejemplo son la puesto en marcha de parte de las salinas de Marchamalo. «Serían zonas de amortiguación ante impactos como la eutrofización o la anoxia». Espacios como la Marina del Carmolí serían perfectas para «realizar pequeños ‘comidos’ al terreno que hagan de refugio».