Educación

Colegios 'verdes' en la Región: las clases al aire libre mejoran la atención escolar y las notas

La Unidad de Salud Medioambiental del Hospital Virgen de la Arrixaca certifica que el contacto con la naturaleza mejora el rendimiento de los alumnos y reduce las llamadas de atención

Alumnos del colegio Narval 
de Cartagena dan clases en
 el patio del centro.  narval | L.O.

Alumnos del colegio Narval de Cartagena dan clases en el patio del centro. narval | L.O. / alberto sánchez

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

La pandemia por el coronavirus trajo un reguero de malos momentos y experiencias hace tres años pero también cambios que eran necesarios y que han beneficiado, por ejemplo, a los estudiantes. Las restricciones en las aulas obligaron a muchos centros a repensar cómo dar las clases manteniendo los protocolos anticovid, una solución que se encontró en el aire libre. El contacto con la naturaleza favorece la atención y el rendimiento escolar de los alumnos y frena otros comportamientos más negativos como la impulsividad o el estrés.

La Unidad de Salud Medioambiental del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, junto al instituto biosanitario IMIB y otras entidades, han concluido que las exposiciones naturales de los alumnos durante el horario escolar mejoran el desarrollo neurológico de los más pequeños, es decir, hay un mejor rendimiento cognitivo, se dan menos toques de atención a los estudiantes y se mejora el comportamiento.

Esta interacción no se centra solo en el recinto escolar, sino fuera de éste. «Hablamos de entornos naturales como los espacios verdes (jardines, parques o bosques) y espacios azules, como dar clases en la playa, junto a un río o un lago», señala Francisco Díaz, ambientologo y técnico de investigación para la Unidad de Salud Medioambiental, «hemos visto como esa exposición con la naturaleza mejoraba el rendimiento académico en asignaturas como Matemáticas o Lectura, que se utilizan como indicadores de referencia en el ámbito escolar».

Aumentar estos espacios saludables dentro de los colegios y en las cercanías tendría «un coste efectivo» para la administración, defiende el experto: reducir el tráfico en las inmediaciones de los colegios e institutos «ayudaría a disminuir la contaminación atmosférica y el ruido dentro de la escuela». Díaz ha coordinado una revisión de la literatura científica que se ha centrado en medir esta interacción entre las clases y la naturaleza, y sólo ve efectos positivos en esta medida.

Francisco Díaz Martínez.

Francisco Díaz Martínez. / alberto sánchez

Mucha sombra

El programa Aire Limpio, que impulsó el pediatra Juan Antonio Ortega y la Consejería de Educación durante la pandemia, permitió establecer entornos más saludables en los centros educativos, un plan del que se beneficiaron más de 100 colegios. Los centros instalaron nuevo mobiliario, detectores de monóxido de carbono, estaciones meteorológicas, aparca bicicletas, sensores de ruido, humidificadores, mamparas separadoras, sensores de temperatura, árboles, abonos, plantas y toldos.

El ambientólogo destaca que con estas mejoras los colegios se convierten en ‘islas’ dentro de las ciudades y los pueblos, separadas por la vegetación y las zonas verdes que rodean al centro. «Nuestra recomendación es plantar árboles de gran porte, que arrojen mucha sombra y que sean de rápido crecimiento, de esta forma adaptaremos los centros a unas condiciones climáticas extremas, como en verano cuando se registran temperaturas muy altas. Pero debemos vigilar que no utilicemos especies invasoras o exóticas», apunta el técnico de Salud Medioambiental.

"Hemos descubierto que los alumnos con TDAH atienden más tiempo"

La profesora de Inglés en el colegio Narval de Cartagena, Lola Hidalgo, ha impulsado desde la vuelta a las aulas tras el confinamiento un entorno más saludable en su centro. «Hemos ganado en calidad de vida», anuncia orgullosa tras ver la transformación de la actividad docente en este centro del polígono de Santa Ana. Durante los últimos años han instalados toldos, sillas, mesas y hasta pizarras digitales en el patio para dar el máximo de clases en el exterior de las aulas.

También, con autorización de por medio, dan clases en la calle-salón detrás del colegio. «Hemos descubierto que los alumnos con déficit de atención u otros trastornos del aprendizaje mejoran mucho. Logramos que atiendan más tiempo al aire libre aunque permitimos que se levanten y se muevan con libertad».

Empezaron con los alumnos de Bachillerato en plena educación semipresencial, adaptando «cualquier espacio del colegio» para poder impartir las clases. El vestíbulo del centro, los pasillos y los patios sirvieron de aulas, incluso para el club de lectura donde los alumnos de Primaria leen sentados en ‘puffs’. «La idea es continuar trabajando de esta forma. Cuantas más clases en el exterior, mejor para nuestros alumnos», señala la profesora, que imparte clases de Inglés a alumnos de Secundaria y Bachiller.

Este tipo de actuaciones favorecen, señala, la salud mental de los jóvenes y el rendimiento escolar. Hidalgo también ha participado en la investigación de la Unidad de Salud Medioambiental del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia y cree necesario que los centros educativos apliquen, en la medida de sus posibilidades, una actividad docente más enfocada hacia la naturaleza.

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