Ciencia

Un profesor de la UMU descubre la clave para tratar la tuberculosis: una enfermedad rara

La población judía que poseía la mutación de Gaucher fue la que mejor sobrevivió a la tuberculosis

Paula M. Gonzálvez

Paula M. Gonzálvez

El tratamiento contra la tuberculosis podría estar en una de las variantes genéticas que aumentan el riesgo de desarrollar la enfermedad rara de Gaucher. Esa misma variante ayuda a proteger al organismo contra la bacteria Mycobacterium. Es la conclusión del estudio del profesor de la Universidad de Murcia Francisco José Roca Soler y científicos de Cambridge, Países Bajos y Pensilvania, publicado en la revista PNAS.

La enfermedad de Gaucher, aseguran lo expertos, está "sobrerrepresentada" en la población judía, posiblemente porque "durante siglos han sido perseguidos por la fe que profesan, por el supremacismo nazi y por racismo, especialmente por su tendencia a la consanguinidad, sobre todo durante la Edad Media": "Casi todos los hijos venían de la misma familia, eso se llama 'efecto fundador'. Pero también puede ser que existiera una selección positiva por algún agente del entorno. Es decir, durante la Edad Media eran marginados, vivían hacinados en guetos y malnutridos mientras la tuberculosis se extendía rápidamente".

Los científicos han concluido que los judíos que poseían la mutación de Gaucher serían precisamente los que habrían sobrevivido mejor a la tuberculosis, mutaciones que se habrían reproducido y aportado resistencia a los hijos. La enfermedad rara afecta a uno de cada 50.000 nacimientos de media en la población en general y uno por cada 800 en los judíos askenazíes.

Gaucher es una enfermedad metabólica que produce la acumulación de sustancias grasas en órganos como el bazo o el hígado, además de generar un deterioro cognitivo por su fuerte factor neurológico. Debido a esa acumulación, los órganos se agrandan y pueden ver afectado su funcionamiento. Hay pacientes que no presentan síntomas severos, mientras que otros sufren una muerte temprana.

Un estudio con el pez cebra

Para el estudio se utilizó como modelo el pez cebra, que está expuesto de forma natural a la infección de una bacteria genéticamente cercana a la que causa la tuberculosis. "El patógeno causante de la tuberculosis ha aprendido a vivir dentro y lo que quiere es reclutar más macrófagos para reproducirse mejor y tener más casitas", explica el profesor de la UMU en referencia a las llamadas Mycobacterium tuberculosis, que manipulan y utilizan esos macrófagos -un tipo de célula inmunitaria que 'come' material tóxico, incluidas bacterias- para causar la enfermedad.

Pez cebra.

Pez cebra. / UMU

"La hipótesis era que estos animales iban a ser susceptibles a la tuberculosis, pero pasó todo lo contrario, los peces cebra con Gaucher eran resistentes. Entonces ahí empezó el proyecto", añade Francisco José Roca. Así han descubierto que el macrófago se come a la bacteria con el lípido llamado glucosil, que actúa como un "detergente".

Gracias a este descubrimiento se podrá combatir otras enfermedades infecciosas, acortar el tiempo para que una persona con tuberculosis se cure y además, evitar la aparición de resistencias en la bacteria que causa la tuberculosis.

A día de hoy, para tratarla hay que combinar varios antibióticos durante al menos seis meses. Medicamentos que, según el profesor de la UMU, "no están libres de toxicidad, algunos dañan el hígado y otros causan depresión y tendencias suicidas. Este tratamiento sería de gran ayuda para potenciar la eficacia del tratamiento".