"No existen planes para proteger a estas especies en la Región"

En los planes de ordenación de los recursos naturales, los de Red Natura 2000 o los de fauna que protegen los espacios naturales y sus habitantes en la Región de Murcia no otorgan ningún protagonismo a los insectos. «El problema de conservación de invertebrados es global, excede al parque regional. Esta idea se tiene que mejorar mucho para destacar la importancia de esta fauna. Su presencia es signo del buen estado ecológico de muchas masas de agua», explica Antonio García Meseguer, autor del estudio e investigador de Ecología Acuática de la UMU.

Las figuras de protección escasean y esto impide conocer «las tendencias poblaciones de estos animales», como ocurre en Sierra Espuña, donde estos expertos han creado un protocolo de muestreo estandarizado que permite «la obtención de una imagen fiable del estado actual de las comunidades y que servirá además de referencia para su seguimiento biológico a largo plazo», detalla García.

El catedrático Andrés Millán reconoce que cuesta mucho conocer la fauna de los invertebrados por la complejidad de que sean organismos pequeños. Plantea la necesidad de reconocer los puntos calientes donde existe esta biodiversidad y avanzar antes en «lograr una mejor gestión de los ecosistemas acuáticos dentro de espacios como Sierra Espuña». Es decir, no centarse tanto en la especie sino lograr unas mejores condiciones naturales para que logren completar los ciclos de vida.

Para David Sánchez, se necesitan «estrategias bien coordinadas» entre la Consejería de Medio Ambiente y otros actores para mantener estaciones de seguimiento de las poblaciones a largo plazo. García Meseguer remarca que los científicos pueden señalar el peligro que sufre una especie «en los libros rojos, pero no tenemos competencias oficiales para protegerlos».

Medidas para conservar la vida acuática de Sierra Espuña

• Vigilar el nivel de uso de los acuíferos para evitar la sobreexplotación.
• Evitar o minimizar en lo posible las presiones relacionadas con la agricultura intensiva, gran consumidora de agua superficial y subterránea.
• Permitir cierto grado de desbordamiento en las estructuras de retención o almacenamiento de agua (balsas, pilones, abrevaderos) y conducción del agua. El desbordamiento controlado de agua en los ambientes artificiales crea zonas encharcadas que constituyen microhábitats cruciales para muchas especies de macroinvertebrados.
• Establecer un caudal mínimo ambiental en las fuentes y manantiales, especialmente los que alimentan el río Espuña y la rambla de Malvariche, que permitan mantener agua superficial en la mayor parte de su cauce y durante el mayor tiempo posible.
• Organizar programas de seguimiento a largo plazo para el control de las especies exóticas.
• Promover medidas de prevención contra la entrada y dispersión de especies exóticas. Entre ellas, programas de concienciación y educación ambiental para evitar la errónea costumbre de introducir estas especies, en particular peces (gambusia), pero también reptiles (galápago de Florida) o crustáceos (cangrejo rojo americano).
• Prohibir el uso de herbicidas e insecticidas en el medio acuático y su entorno.
• Priorizar para su conservación espacios como Fuente Acequicas, Fuente Blanca, río Espuña, Malvariche y La Carrasca, puntos de agua clave.

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