Pequeña Moma entra en preconcurso de acreedores

La empresa de Paloma Jáudenes trata de ganar tiempo para devolver los créditos ICO pero "no tira la toalla"

Tienda de Pequeña Moma en Murcia.

Tienda de Pequeña Moma en Murcia. / J. C.

María José Gil

María José Gil

Pequeña Mona, la empresa creada por Paloma Jáudenes que se ha hecho famosa por su icónica raspa de pescado, ha entrado en preconcurso de acreedores.

"Nunca pensamos que nos veríamos abocados a un preconcurso, pero lo afrontamos con responsabilidad y también con la seguridad de que tenemos las mejores bazas para superarlo", ha contado la propietaria a través de su cuenta de Twitter.

La propietaria ha declarado a La Opinión que el aplazamiento en los pagos afectará solo a las entidades financieras, con las que negocia la ampliación del plazo de carencia de los créditos ICO, que las empresas tienen que empezar a devolver en plena crisis provocada por la inflación y la subida de los costes.

Pequeña Moma, creada hace nueve años, tiene 14 tiendas en toda España. Siete están en la Región y el resto están situadas en otras ciudades dentro de los establecimientos de El Corte Inglés.

Paloma Jáudenes explica que la compañía, en la que trabajan 45 personas, está sufriendo la consecuencias de la crisis provocada por el incremento de los precios de las materias primas, la factura de la energía y el combustible, la escasez de materiales y el pago de los créditos ICO", después de haber superado la pandemia y de haber sacado a todos sus trabajadores del ERTE.

Añade que las dificultades "han disparado los gastos de la empresa", aunque asegura que no tiene intención de "tirar la toalla". Recuerda que Pequeña Moma ha tenido que sufrir las consecuencias de la caída de las actividad que se ha producido en el comercio y de las restricciones que siguieron al confinamiento.

También ha precisado que ni los pagos a los trabajadores ni a los proveedores se verán afectados por el preconcurso de acreedores. La empresaria sostiene que está negociando con las entidades financieras un aplazamiento del periodo de carencia de los créditos del ICO, que conferían un plazo de dos años a los beneficiarios para empezar a devolver el dinero prestado.

Sin embargo este plazo ha terminado en plena crisis provocada por la inflación y los problemas ocasionados por el encarecimiento de las materias primas.

Paloma Jáudenes señala que está negociando un aplazamiento con las entidades financieras para ganar tiempo. De momento, ha conseguido una prórroga en el plazo de amortización, que le daría dos años más de tiempo para devolver el dinero.

"No nos hemos recuperado", asegura la empresaria, quien apunta que "no se han cubierto las expectativas", dado que "la recuperación está siendo muy lenta".

"Tenemos por delante unos meses en los que nos jugamos mucho y vamos a darlo todo para mantener a flote nuestro sueño", afirma Jáudenes.