Opinión | Lo veo así

La transparencia es democracia

El Gobierno autonómico de Murcia parece un tanto refractario a permitir que los ciudadanos puedan cumplir con las más elementales normas de la democracia, que es el control de los gobernantes

Fernando López Miras contesta a la oposición en sesión de control.

Fernando López Miras contesta a la oposición en sesión de control. / IVÁN URQUÍZAR

Democracia es «donde los ciudadanos ejercen el poder político a través de sus representantes, elegidos mediante el voto, en elecciones libres y periódicas». La democracia puede ser definida como ‘el poder del pueblo’: una forma de gobernar que depende de la voluntad de los ciudadanos. Pero cualquier democracia sería incompleta sin la existencia de métodos de control de la Administración por parte de los representantes del pueblo; del pueblo en sí.

Y uno de los más importantes métodos de fiscalización del Ejecutivo, en España, se escenifica, todos los miércoles, en el Parlamento español. Sesiones de control por parte de los representantes políticos del resto de partidos que plantean preguntas al Gobierno central y debaten sobre el contenido de ellas con los miembros de la Administración. Presidente y ministros se enfrentan a las interpelaciones de los representantes de otros partidos y, desde luego, seria un escándalo que estas labores de control del Ejecutivo se limitaran, porque estas cosas solamente se pueden entender en regímenes poco respetuosos con la voluntad de los ciudadanos y especialmente temerosos en lo de actuar con ‘luz y taquígrafos’, la única manera en la que podemos entender un sistema democrático. Pero, al parecer, el Gobierno de la Región de Murcia no parece comprenderlo así, porque si hasta el pasado mes de septiembre se celebraban dos sesiones de control (no parece un exceso), a partir de entonces fue cuando la Junta de Portavoces, con mayoría del Partido Popular y Vox, decidió eliminar una de esas sesiones de control al Gobierno, dejando solo un pleno para que los grupos parlamentarios pregunten al presidente, Fernando López Miras.

Esta decisión, tan poco respetuosa con la democracia, ha convertido la Asamblea regional en el Parlamento autonómico que menos controla al Ejecutivo, porque en el resto de comunidades autónomas, el cara a cara entre el Gobierno y los líderes de los grupos de la oposición se produce con más frecuencia.

Pero es que, el Gobierno autonómico de Murcia parece un tanto refractario a permitir que los ciudadanos puedan cumplir con las más elementales normas de la democracia, que es el control de los gobernantes. Porque no es solo ese no querer someterse a las preguntas de los diputados, de los representantes de los ciudadanos, no, es que, poco a poco, la influencia de Vox se deja sentir tanto en la vida diaria de la gobernanza murciana que casi a hurtadillas van eliminando otras formas de control del Ejecutivo. Y así, a lo de la Asamblea se une, por ejemplo, el ninguneo al que ha sido sometido el Consejo de la Transparencia, al que dejaron durante mucho tiempo en la interinidad de la presidencia, en el no nombramiento de los componentes de su Consejo y en la búsqueda de su desaparición.

Sí, este órgano que nació para supervisar las prácticas de buen gobierno en la Comunidad Autónoma (se recogía así en el pacto de investidura de Fernando López Miras) está ahora en peligro de desaparición. Y así, se tiene un instrumento menos de control por parte del ciudadano Y es que, al parecer, José Ángel Antelo se propone ‘refundir’ el Consejo de la Transparencia con la institución del Defensor del Pueblo, para crear un nuevo órgano que actúe como «un elemento de crítica constructiva».

Así mismo, ‘crítica constructiva’. Y ya saben lo que algunos políticos entienden por eso. Pues informes que digan que son maravillosos, que todo lo hacen bien y que jamás de los jamases podríamos soñar en tener otros gobernantes como estos: con tanta capacidad, tanto respeto a las opiniones de los ciudadanos y tanta lucidez en sus decisiones. Y sobre todo, tanto miedo a ofrecer transparencia sobre su gestión.

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