Opinión | La Feliz Gobernación

La fábrica de bulos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez / Eduardo Parra - Europa Press

El Gobierno es la mayor máquina expendedora de bulos. El actual, los anteriores y los que vengan. El nacional y los autonómicos. 

Todo Gobierno dispone de un aparato en que conviven estrategas de comunicación y de lo que llaman periodistas institucionales que está enteramente dedicado a fabricar noticias favorables para el Gobierno a la vez que a neutralizar las que le son adversas. Tal aparato está mejor pagado que cualquier redacción independiente y, desde luego, mucho más nutrido. 

Por si fuera poco, los Gobiernos se dotan de medios de comunicación propios, a los que llaman públicos, destinados a reproducir la agenda gubernamental y a impulsar la imagen de presidentes, ministros, consejeros y dirigentes del partido respectivo. Lo que podría ser un auténtico servicio público si se establecieran las necesarias normas de control, queda convertido en instrumento de propaganda, a veces escasamente sofisticada, del Gobierno de turno.Y no se trata solo de exaltar la acción de éste, sino también, y en ocasiones principalmente, de poner velos a las cuestiones incómodas a través de mecanismos no siempre sutiles, como las presiones, las amenazas y, en último extremo, las compensaciones y favoritismos, económicos o informativos. 

Ese infosistema, contra el que hay que luchar cada día, es apabullante, pero por fortuna en una democracia es posible escapar de él. Y es entonces cuando el Gobierno elabora el rizo del rizo, y anuncia iniciativas para combatir los bulos. El bulo del bulo. El mayor expendedor de propaganda, mentiras y medias verdades pretende convertirse en el adalid salvador del mejor periodismo. La moraleja es que aspira a conducirnos a identificar la verdad con el Gobierno, como ya hace con la democracia: la democracia es Sánchez, y todo lo que se le oponga, facherío. 

Cuando un Gobierno pone a los medios de comunicación en el punto de mira con la generosa excusa de mejorarlos hay que echar el cuerpo a tierra (véase el caso indisimulado de las amenazas de MAR, lacayo de Díaz Ayuso, a eldiario.es o la inclusión por el PSOE de El Confidencial entre las que llama pseudowebs). Lo que nunca hacen es dar explicaciones convincentes sobre las noticias que no controlan. Eso jamás. 

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