El malecón, además del campamento medieval, ofrece muchas y buenas maneras de cenar. Están los Huertos, en los que no faltan las salchichas, las morcillas y las patatas con ajo tan típicamente murcianas, y hay espacio para quienes prefieren la comida algo más sofisticada que se ofrece en la VIII Muestra del Vino y la Alimentación, en cuyo recinto se ve a los comensales, bandeja en mano, charlando mientras les hincan el diente a una croqueta y les dan un sorbo al vino de esa bodega que tan buena añada ha tenido.

Pero el Malecón en esta época invita a cenar al paso y ahí las panochas de maíz tostadas triunfan.

Rafael Fernández, quien vende este producto estrella al precio de dos euros la unidad, reconoce que las panochas «las quiere mucho la gente y se las toman asadas con limón, sal y también con mantequilla» y explica que en una noche de Feria pueden vender unas 200.

Del mismo modo es muy demandado un dulce que es patrimonio de Murcia, el paparajote. Estefanía Tomás, joven que trabaja en uno de los puestos que los venden en el Malecón, indica que «tenemos buñuelos, mistela, chocolate, café de olla ... pero lo que más piden son los paparajotes y es que parece que estamos en el Bando de la Huerta».