­En los alrededores de los Abrigos del Pozo, en Calasparra, parece que nada ha cambiado a pesar de que han transcurrido miles y miles de años desde los primeros asentamientos humanos. El lentisco, el acebuche o el romero siguen creciendo en la zona, y también siguen pastando los animales que se los comen, como cabras, ovejas o conejos.

Y es que este yacimiento es, para la directora de los trabajos de excavación, Consuelo Martínez, «una excelente fuente de aprendizaje, ya que en él ha habido asentamientos casi continuos desde hace más de 8.000 años, desde el Epipaleolítico», señala. Este es un hecho fundamental para conocer cómo fue el cambio de modo de vida de un período a otro, lo que ha impulsado al equipo de expertos a preparar un proyecto para crear un futuro parque arqueológico.

Precisamente coincidiendo con el Día del Patrimonio Mundial se ha dado a conocer este proyecto de acondicionamiento, que tiene sus inicios en el año 2004, fecha en la que comenzaron los trabajos de excavación, promovidos por el Ayuntamiento y que cuentan con el apoyo del 1% Cultural a través del ministerio Fomento.

Martínez destacó el período Neolítico como el más importante en el yacimiento. A esta época pertenecen la mayor parte de los restos hallados. Desde cultura material, con más de 9.000 elementos encontrados, hasta elementos de la fauna (22.000) y la flora. En este sentido, la arqueóloga destacó la escasa variación que se ha producido en la zona, tanto en la flora como en la fauna. La presencia de los cereales en la dieta de estos pobladores era ya una constante, según se ha podido constatar por los hallazgos. «El trigo, en diversas variedades, y la cebada formaban parte de su alimentación», añade Martínez.

De momento, los expertos han excavado solo dos metros de profundidad. Son unos trabajos lentos y delicados que, por ahora, solo han permitido descubrir un siete por ciento de la superficie total del abrigo.

Pinturas de hace 7.000 años

Las actuaciones en el yacimiento también han permitido datar uno de los elementos más representativos de los Abrigos del Pozo: las pinturas rupestres. Las excavaciones sitúan estas pinturas esquemáticas hace 7.000 años, algo que ha sido posible datar gracias al hallazgo de restos de los materiales con los que se realizaron.

El proyecto de acondicionamiento proporcionará un nuevo acceso a los abrigos, que sustituirá al actual, que data de los años ochenta. Se espera que esté finalizado para la próxima primavera y que se complete con una sala en el Museo Arqueológico dedicada a los objetos y restos hallados.