Elvira Carrasco Sánchez, la mujer más longeva de Lorca, cumplió ayer 105 años. Rodeada de su numerosa familia, vecinos y amigos, pidió al alcalde, Francisco Jódar, que fue a felicitarla, que el año que viene acuda a entregarle otro ramo de flores. Elvira Carrasco nació un 7 de febrero de 1906 en el paraje de Los Jarales. Tiene tres hijas –Lucía, Encarna y Ana Pérez Carrasco–, 10 nietos, 26 biznietos y 12 tataranietos. Goza de buena salud y come de todo, aunque reconoce que la vista y el oído le están jugando una mala pasada. La centenaria mujer, según sus familiares, además de tener una salud de hierro suele practicar labores con ganchillo o molde. De hecho, todas sus nietas presumen de tener en su poder bonitas colchas tejidas por la abuela.

Su esposo, Juan Pérez Gázquez, murió hace una década. Se casó cuando tenía 19 años tras marcharse de casa con el novio, como era costumbre en aquella época. El matrimonio se trasladó hace más de medio siglo hasta la calle Cayetano Lorca Navarro, donde vive con su familia y donde ayer fue visitada por Jódar y las concejalas Antonia López, María del Carmen Ruiz y Eulalia Ibarra. Un día antes lo hizo un grupo de militantes de la Agrupación Socialista Lorquina, encabezados por el candidato a la Alcaldía, Manuel Soler, y las integrantes de su candidatura Ana Lario y María Tíscar, que agasajaron a Elvira con un ramo de rosas rojas y con una tarta de cumpleaños que la homenajeada insistió en probar.

Todos destacaron la norma vitalidad de Elvira, el amor que profesa a su familia y el hecho de que sea una auténtica biblioteca viviente para el barrio de San Cristóbal, donde reside.

Elvira Carrasco emigraba periódicamente a Francia para trabajar en la vendimia. Ha trabajado en las labores agrícolas junto a su marido, que falleció a los 97 años y, sobre todo, le ha gustado mucho viajar.

Según cuentan sus familiares, Elvira tiene una memoria prodigiosa y cuando alguno de sus muchos familiares acude a su casa para verla,

siempre se acuerda de la última vez que lo hizo y, si ha transcurrido mucho tiempo, no siente reparo en decírselo.

Como no podía ser menos, Elvira sopló las velas de su 105 aniversario ante todos los asistentes al acto. La anciana, ante las preguntas de los periodistas acerca de su edad, manifestó de forma irónica que «allí arriba se han olvidado ya de mi nombre».