La tormenta de pedrisco que azotó el domingo por la tarde a la ciudad de Yecla, fue «una bendición» para el campo, ya que en esas zonas no fue piedra, sino agua lo que cayó del cielo.

«Ha habido mucha suerte», porque si hubiera caído piedra, habría rematado todos los viñedos que se salvaron de la fuerte tormenta de granizo que cayó la semana pasada en Jumilla y Yecla», explicaron fuentes de la organización agraria Coag-Murcia.

La semana anterior una fuerte granizada afectó a unas 10.000 hectáreas de cultivo, en Jumilla y Yecla, dañando sobre todo a los viñedos, a la cereza y a los cereales. En menor cuantía hizo mella en los almendros y olivos. La valoración hecha por los agricultores de las pérdidas superaba los cinco millones de euros.

Por su parte, la consejera de Agricultura y Agua, Adela Martínez -Cachá, insistió ayer en que la granizada fue «muy puntual» y el daño provocado en la agricultura murciana ha sido «prácticamente inapreciable».

En este sentido, la titular de Agricultura puntualizó que el pedrisco «afectó, sobre todo, al casco urbano y a algunos parajes cercanos al casco urbano y que ya habían sido atacados por el granizo anterior», informa Efe.

Los agricultores están convencidos de que «todavía va a haber más tormentas de este tipo, porque está haciendo mucho calor», y sólo cruzan los dedos para que no toque a los cultivos de fruta de hueso. «Hasta ahora se están escapando, y esperemos que siga así porque apenas les quedan cuarenta días para recogerla toda», indicaron desde Coag.