Síguenos en redes sociales:

El Arca de Noé

Los animales no saben prestar

Los animales no saben prestar

Los humanos no somos capaces de distinguir el significado de muchas de las palabras que usamos. Apenas distinguimos la diferencia entre vivir o respirar, o entre ser y parecer. Sin embargo, de todas las confusiones que habitan la mente hay una singularmente importante y que tiene un protagonismo especial en nuestros días. Se trata de la diferencia tan desconocida para muchos, que existe entre prestar y dar.

Me explico. Nos pasamos el día hablando de lo que supuestamente damos. Decimos: -Fíjate, con todo lo que yo he hecho por él o por ella, con todo lo que le he dado y, ahora, así me lo paga-. O, directamente, reprochamos al interesado y le decimos: -Mira, acuérdate de cuando yo te di ésto o lo otro. Por eso, ahora, querría que tú hicieras por mí, ésto o lo otro-. O, simplemente, cuando escuchamos a alguien lamentarse y repetir con dolor aquello de: -Con lo que yo le he querido o le quiero, con lo que le he dado. Y él o ella, conmigo, fíjate como se ha portado-.

Son sólo algunos ejemplos de frases que usamos a diario para encubrir una dolorosa realidad, y es que, en todos esos casos, nunca se ha dado nada, sólo se ha prestado. Dar es regalar y olvidar que se dio. Lo demás, son prestamos con derecho a devolución. Es importante tenerlo en cuenta.

Los animales, por el contrario, sí saben lo que es dar. Dan cariño y fidelidad, literalmente, a cambio de nada. Lo dan porque lo sienten y, por no necesitar, ni siquiera necesitan que el sentimiento sea mutuo. De hecho, cuando son abandonados en los albergues o refugios, si el dueño, por una de esas, se arrepiente y decide volver a por ellos, no los reciben cabizbajos, enfadados o rencorosos, todo lo contrario, lo hacen pegando saltos de alegría por el reencuentro, sin rechazo alguno, sabiendo que ellos son los mayores especialistas en dar que existen. Ellos no saben prestar.

Pulsa para ver más contenido para ti