Si ellos hablaran

¿Los lobos están malditos?

¿Los lobos están malditos?

¿Los lobos están malditos?

Raúl Mérida

Ni los delfines están siempre riéndose, ni los osos son bonachones, ni los lobos sanguinarios asesinos. Los animales son animales y, como tales, les debemos respeto con independencia de que puedan caernos más o menos simpáticos.

El famoso cuento de Caperucita roja y el lobo feroz no debe haber ayudado mucho a la imagen de los lobos. Es más, durante muchos años consiguió estigmatizarlos ante los ojos de los niños desde su más tierna infancia. Mal empezaba nuestra relación con ellos. Por otro lado, su aspecto frío, escurridizo y distante, su profunda soledad, aun viviendo en manada, sus desesperados e inquietantes aullidos y sus ataques nocturnos e intempestivos al rebaño de los pastores, sumado a lo anterior, acabó labrándoles una mala fama de la que difícilmente podrán despojarse jamás.

Por eso, en España su existencia sigue suscitando avivados enfrentamientos, lo que dificulta llegar a acuerdos que antecedan a la paz. En realidad, solo los dramáticos incendios sufridos el año pasado en una de sus mayores reservas naturales en Zamora, en la famosa Sierra de la Culebra, han calmado momentáneamente las disputas. Sin embargo, el motivo no es muy halagüeño. Al fin y al cabo, a estas alturas todos saben que en los mismos han tenido que perecer una parte importante de la población de estos, por lo que, al menos durante unos meses, la tranquilidad parece estar asegurada.

Mientras tanto, en otros países la situación no es mejor y los lobos siguen sufriendo una encarnizada persecución. En Suecia, por ejemplo, donde la población apenas alcanza a los 300 lobos, están decididos a reducir su población a la mitad. En total, han calculado que solo deben quedar vivos 170. La medida ha sido aprobada en la comisión correspondiente y refrendada por el parlamento, por lo que ya no tiene vuelta atrás. La veda se ha abierto, curiosamente, en un país en el que en los años noventa se aprobó lo contrario, es decir, la protección de los lobos para la subsistencia de la especie. De hecho, ha sido la queja de los vecinos de poblaciones cercanas a los lugares donde viven, por los ataques de estos al ganado, lo que ha provocado el cambio de actitud por parte de las autoridades. Lo dicho, hay especies malditas que, hagan lo que hagan y pase lo que pase, siempre viven con la soga colgada sobre su cuello.