La 'Cotylorhiza tuberculata' o medusa ‘huevo frito’ ya es una integrante más de la estampa veraniega en las playas de toda la Región de Murcia: los turistas y vecinos de los núcleos costeros del Mar Menor, La Manga, Cabo de Palos, Águilas o Mazarrón ya se han acostumbrado a su presencia durante el baño, pero tras un leve repunte y la decisión del Ayuntamiento de Águilas de instalar cartelería informativa sobre los distintos tipos de medusa vuelve la conversación de por qué es importante no sacarlas del agua. 

Aunque ya entramos en septiembre y se acaban las vacaciones, todavía quedan días para aprovechar los últimos coletazos del verano. Si visitamos la playa y encontramos una medusa huevo frito, que no cunda el pánico: lo primero que hay que saber es que son completamente inofensivas y su picadura no produce prácticamente ningún tipo de reacción (aunque puede irritar la piel de algunas personas cuando esta es muy sensible). 

De hecho, todo lo contrario: la medusa ‘cotylorhiza tuberculata’ no solo no “pica”, sino que es el refugio de alevines de varias especies de peces como los jureles, jurelas, o carángidos. Por lo que es importante respetarla para ayudar a preservar los ecosistemas de nuestras playas. 

Características de la  Cotylorhiza tuberculata

La medusa ‘huevo frito’ es una especie característica de la zona del Levante, pero puede llegar hasta las costas de Almería o Málaga cuando el viento las arrastra. Estas semanas se ha producido un avistamiento de cotylorhiza tuberculata en el litoral sur de la Península, y desde Aula del Mar, en Málaga, el presidente Juan Antonio López cuenta que “no vienen en grupo, sino que vienen de manera individual”. 

Según relata, “son medianas, si las comparamos con” la medusa clavel o la medusa gigante: entre 15 y 35 centímetros de diámetro. Tienen ocho tentáculos cubiertos de pequeñas bolitas de color violeta, blanco y azul. 

Se alimenta básicamente de plancton, peces pequeños u otras medusas y va rodeada de otras especies de peces como jureles: “Es interesante porque entre sus rizos se refugian jureles, que huyen de los peces adultos” . 

Respecto a las picaduras, López tranquiliza a los bañistas porque son “casi inofensivas”: “la picadura depende de la inmunidad de la persona, hay personas que apenas la notan y otras que al ser alérgicas pueden conllevar complicaciones severas”.