Si tienes perro es más que probable que te hayas dado cuenta de que controlan a la perfección los tiempos y los horarios. Un ejemplo de ello lo podemos encontrar en la clásica situación en la que, si le das siempre alguna chuche antes de preparar la comida y un día tardas más en empezar a hacerlo, seguramente tu perro te advierta de alguna u otra forma, pero, ¿cómo saben los perros qué hora es?

El sentido horario de los perros

Ejemplos como el citado los hay en grandes cantidades, como puede ser que suelas sacarlo de paseo a una hora determinada y si se pasa la hora y aún no os habéis ido, lo más probable es que tu perro te busque y te lo haga saber. Este control de las horas para muchos dueños resulta sorprendente porque, como es lógico, los perros ni tienen reloj ni saben interpretarlo. Sin embargo, sí tienen una forma de controlar la hora. Te la desvelamos.

Varios mecanismos

Sin embargo, pese a esta circunstancia, los perros tienen varias formas o mecanismos para saber la hora. El primero y más claro es la respuesta fisiológica; adaptada y moldeada durante mucho tiempo, el cuerpo del animal detecta cuando tiene hambre o le apetece hacer sus necesidades. No obstante no es la única manera que tienen para calcular el paso del tiempo.

Son varias las formas que los perros tienen para saber, por ejemplo, cuando vas a llegar a casa.

Y es que los perros también se sirven de uno de sus sentidos más desarrollado, como es el olfato. Con él, pueden saber antes que nadie cuándo alguien se acerca a la casa o si se está comenzando a preparar algo de comer. Así, se dan cuenta antes que nadie de cuándo vamos a volver del trabajo, sumado a que suele haber una rutina establecida. Esto, al final se traduce en que, cuando abrimos la puerta, nuestro perro nos está esperando.

A estos dos factores hay que sumarle un tercero como es lo grandes observadores que son, lo que les permite relacionar comportamientos que tenemos con la realización de actividades. Esto está científicamente probado, y es que tu mascota puede percatarse de cambios tan pequeños en tupe expresión facial, lenguaje corporal o tono de voz que puede ser que ni tú mismo te des cuenta, lo que hace que se den cuenta de cuándo están siendo engañados.