PRIMERA SESIÓN DEL JUICIO

"Rafael Amargo no se dedicaba a bailar, sino a la venta de estupefacientes"

El inspector de policía que dirigió la investigación explica una llamada en la que el bailaor confirmó sus sospechas: "Con el covid está todo parado, me estoy dedicando a lo otro"

Este lunes comenzó el juicio en el que la Fiscalía pide nueve años de prisión para Rafael Amargo, acusado de vender droga en su piso de Madrid

Rafael Amargo, durante el juicio contra él por tráfico de drogas.

Tamara Morillo | PI Studio

Tamara Morillo

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Sonriente, tranquilo y más que relajado llegaba Rafael Amargo a su cita en la Audiencia Provincial de Madrid este lunes. "Es inocente", anticipaba su abogado, Marcos García Montes, que añadía: “él está muy tranquilo, no ha hecho nada, está bien".

Amargo, al que la Fiscalía pide nueve años de prisión por "vender en su propio domicilio sustancias estupefacientes de manera ‘persistente’ a terceras personas a cambio de dinero",  siempre ha mantenido como principal defensa que la droga hallada tras el registro en su domicilio era para consumo propio. Ha sido también su principal argumento hoy. En esta línea, García Montes adelantaba que "hemos aportado pruebas que demuestran que (Rafael Amargo) tenía problemas de dependencia. Él está siendo tratado en el centro penitenciario de Soto del Real como drogodependiente, en Proyecto Hombre, y hemos acreditado que era drogodependiente con un consumo severo de diferentes sustancias".

No lo ve así el inspector de policía que dirigió la investigación, que ha declarado también en la primera jornada de un juicio que está previsto que concluya este viernes. "Rafael Amargo no se dedicaba al baile sino a la venta de estupefacientes", ha afirmado. No lo hacía solo. Lo hacía, confirma el atestado policial, junto a su socio y productor, Juan Eduardo S.B., al que el Ministerio Fiscal pide también nueve años de prisión.

El mismo investigador ha afirmado que cree que ambos traficaron para "financiar" el espectáculo de Yerma, la obra que versionaba el clásico de Federico García Lorca, en la que participó el bailaor.

'El Cubita' (M.A.), Rafael Amargo y Juan Eduardo S., acusados de vender droga en un piso en Madrid, en la priemra sesión de juicio.

'El Cubita' (M.A.), Rafael Amargo y Juan Eduardo S., acusados de vender droga en un piso en Madrid, en la priemra sesión de juicio. / Tamara Morillo

Una calle casi vacía y aumento de 'meta'

La alerta saltó por dos motivos. De un lado, el aumento de consumo de metanfetamina en la zona del barrio de Malasaña. De otro, el trasiego de gente en una finca concreta del denominado barrio. Era, describen, un no parar. "Estábamos en plena pandemia y había muchas restricciones para salir a la calle". No era normal que se concentrara tanta gente ahí. "Ante esto", contaba el jefe la de la investigación, "se desplegó un operativo de vigilancia especial". El patrón se repetía, una y otra vez: una llamada al mismo telefonillo, "el segundo derecha". Subían, estaban unos minutos, y volvían a bajar.

A la voz del inspector se han sumado dos más. Tres agentes han narrado durante esta sesión, la primera de las cuatro que está prevista que dure la vista oral, en qué consistió la investigación que llevó a cabo el Grupo III de Estupefacientes. La ya conocida como ‘Operación Corax’, que concluyó con la detención del bailaor, su productor (y presunto socio), y su hombre de confianza, apodado ‘el Cubita’, que ejercía, según la investigación, de mula o correo de la droga. "Un hombre para todo", de origen cubano, al que hoy piden 6 años de prisión. Una operación policial apoyada en tres bastones fundamentales: vigilancia, seguimiento y escuchas telefónicas.

"Lo primero que vamos a hacer es solicitar la nulidad de las intervenciones telefónicas y de los registros efectuados a los investigados", esgrimía García Montes, abogado del bailaor

Unas escuchas que, por cierto, la defensa de Rafael Amargo ha pedido que se anulen. "Solicitamos la nulidad de las intervenciones telefónicas y de los registros efectuados a los investigados", explicaba García Montes."Se han producido en base a una investigación prospectiva, basada en suposiciones, no en hechos objetivos". Amargo, en el banquillo, asentía. Lo ha hecho más de una vez durante la mañana.  El juez y la fiscalía, negaban. "No es una cuestión de nulidad previa”, explicaba la fiscal. "Mejor valorar su validez o no tras la comparecencia de la policía en sala”. Así arrancaba la sesión.

Narcopiso: operación Corax

Tres botes de Popper (nitritos de alquilo), una bolsita con feniletilamina y un frasco con 6 ml de GBL, también conocido como falso éxtasis líquido fue lo que la policía encontró en casa de Rafael Amargo. En la vivienda de su asistente los agentes hallaron más de 60 gramos de metanfetamina, el doble de lo considerado por el Tribunal Supremo como "de notoria importancia", además de Popper, GBL, ketamina y MDMA. La venta de esa droga iba a generar miles de euros de beneficio.

La incautación fue el culmen de la denominada 'Operación Corax (Cuervo)’, que los agentes de Policía Nacional apodaron así por una imagen de Amargo en su cuenta de Instagram en la que aparece el bailaor con unas alas. "Más bien ángel que otra cosa ….", arranca la publicación. "Tampoco pa beatificar al santo pero sí alas pa volar, las mismas mías si, las mismas de un querubín más que las de un diablin". 

Había mucho trasiego de personas. “Un narcopiso”, describieron algunos vecinos, por el que pasaban toxicómanos y generaban ruidos, olores y desperfectos. Según ha podido saber CASO ABIERTO, algunos de los clientes que acudían allí se referían a su camello como "Rafa, el del teatro". 

Era cierto, considera el Ministerio Público. En los dispositivos de vigilancia que se establecieron sobre el domicilio, describe la Fiscalía también en su escrito de acusación, "los agentes pudieron observar como acudían numerosas personas que tras acceder al mismo, y permanecer en el interior escasos minutos, salían nuevamente de manera apresurada”.

A lo ‘Breaking Bad’

La vigilancia se mantuvo, la operación estaba en marcha. Los agentes, en diferentes fechas, identificaron a dos personas. Un cliente, que "había pillado meta" por valor de unos 45 euros y, otro, droga de diseño (3-metilmetcatinona). Eran dos, aunque hubo muchos más

Descubrieron que existía, según apunta la fiscal, una tercera persona junto a Amargo y su asistente. Este tenía también un rol importante. De origen cubano, resultaría ser hombre de confianza del bailaor, su repartidor. Su papel era clave en la venta cuando los clientes no podían ir hasta el piso de Madrid. Fue sorprendido por la policía cuando se disponía a entregar una bolsita con sustancia que resultó ser metanfetamina, la droga de ‘Breaking Bad’, a cambio de 50 euros. Para este, también llamado a juicio este lunes, se piden seis años de prisión.

Por contra, la fiscal ha pedido que se archive la causa contra L.D., la pareja de Rafael Amargo, que en un principio fue investigada y "aunque en un principio se consideró que podía tener un papel activo en la venta de sustancia estupefaciente al convivir Amargo en el domicilio, no existen pruebas que hagan pensar que efectivamente participaba en dicha venta".

Necesito tres mil para el espectáculo”

La operación policial incluía seguimientos, rastreos y escuchas telefónicas. Tal y como adelantó CASO ABIERTO, Amargo comentó en una conversación intervenida por orden judicial que él manejaba la droga "de diez en diez", en alusión, según la interpretación de los investigadores, a gramos de metanfetamina. En esa misma conversación, según la fiscalía antidroga, Amargo trataba de conseguir una cantidad mucho mayor de esa sustancia.

Según han narrado algunos de los agentes que participaron en la operación, no hubo ni una ni dos.hubo muchas más. En una de esas conversaciones, el bailaor hacía referencia directa a la obra de teatro que estrenó tras ser detenido a finales de 2020: “Necesito tres mil para el espectáculo”. Se traba de Yerma. Se estrenó.

Codax (o cuervo) concluyó el 1 de diciembre. En auto dictado por el Juzgado de Instrucción nº48 de Madrid se autorizó la entrada y registro a las viviendas de Rafael Amargo y su asistente. A finales de año, el bailaor, Juan Eduardo y el repartidor fueron detenidos. Rafael Amargo llevaba encima una báscula de precisión.

El furgón que traslada a Rafael Amargo a la Audiencia Prvincial desde la prisión de Soto del Real.

El furgón que traslada a Rafael Amargo a la Audiencia Prvincial desde la prisión de Soto del Real. / Tamara Morillo

“Debería estar en libertad”

Amargo, su socio y su repartidor quedaron en libertad, a la espera de juicio. Fueron meses convulsos, incluso se produjo una segunda detención. Este, en libertad con cargos, estaba obligado a comparecer cada 15 días en sede judicial y con la prohibición de salir del país.

El bailaor no comparecía cada quince días, tal y como le exigía la justicia y por ello la Audiencia Provincial de Madrid ordenó su ingreso en prisión. Alegó "una fobia a la prensa que cada vez que va a firmar están presentes". Más tarde fue ampliada a "fobia social de carácter severo consistente en un miedo escénico a salir del domicilio".

Su incomparecencia, y un apreciado riesgo de fuga provocaron su orden de ingreso en prisión. Fue conducido a Soto del Real en noviembre de 2023. “Es cuestionable eso de las no comparecencias…la no presentación, es muy confuso… Debería estar en libertad”, opinaba García Montes. El juicio continúa. Se retoma el miércoles, en una sesión en la que se espera la declaración de más policías y pruebas periciales. El jueves se oirán parte de las escuchas realizadas al bailaor y el viernes, los informes finales y la declaración de los tres acusados. Su entorno mantiene que Rafael Amargo está tranquilo: “deseando hablar”.