Opinión | Noticias del Antropoceno

Una vacuna contra el cáncer en fase de prueba

Según una exhaustiva información publicada en el diario británico The Guardian esta semana, el Servicio Nacional e Salud británico, conocido por sus siglas NHS, ha establecido un ambicioso programa para probar en miles de voluntarios una nueva clase de vacunas contra el cáncer que, en caso de tener éxito, consagrarían definitivamente la inmunoterapia personalizada como la cuarta y definitiva herramienta para superar la ultima gran lacra sanitaria que afecta al ser humano, con permiso de las hipotéticas pandemias que nos depare el futuro y dejando al margen las disfunciones que acarrea el envejecimiento.

Junto con la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia, las vacunas contra el cáncer pueden alargar la supervivencia de los pacientes y evitar la recurrencia del tumor. Es una excelente noticia que nos interesa a todos, pues el cáncer acabará afectando a uno de cada dos hombres y a una de cada tres mujeres a lo largo de su vida. Así, la pregunta no es si padeceremos cáncer nosotros o alguno de nuestros seres queridos, que es seguro, sino cuándo sucederá y si sobreviviremos.

Las vacunas que se van a probar en Reino Unido, según la información de The Guardian, utilizan la misma tecnología y es producida por las mismas empresas, BioNTech y Pfizer, que dio lugar a las exitosas vacunas contra el Covid, y en concreto el uso del RNA mensajero para enseñar a las células que produce nuestro sistema inmunológico a reconocer las células mutantes que se reproducen de forma descontrolada en un tumor. Dado que el mayor problema con el cáncer es que cada paciente lo desarrolla con características propias, la clave es reconocer esas mutaciones después de que se halla analizado el tumor previa extracción quirúrgica de una muestra.

A partir de ahí, incluso utilizando Inteligencia Artificial (lo que augura un progreso exponencial en la detección de mutaciones), se elabora la vacuna individualizada y se inyecta al paciente en cuestión. Esa vacuna estimula al sistema inmunológico a producir anticuerpos o proteínas para reconocer las células tumorales y diferenciarlas de las células sanas. Esa estrategia es efectiva incluso cuando el tumor no se ha desarrollado del todo, de ahí la importancia de la detección temprana, y lo es también para evitar la recurrencia del tumor una vez que se ha combatido con éxito, alargando significativamente de esta forma la supervivencia de los pacientes.

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