Opinión | Noticias del Antropoceno

El nuevo bálsamo de Fierabrás

El bálsamo de Fierabrás (el supuesto ungüento con el que Jesucristo fue embalsamado) aparece en los cantares de gesta franceses del Medievo y es mencionado en El Quijote como remedio curalotodo. Pues bien, parece ser que la ciencia acaba de encontrar algo parecido en la semaglutida, una especie de panacea que desde su lanzamiento como solución eficaz para la pérdida de peso multiplica sus beneficios para distintos y variados tipos de dolencias.

Y es que la semaglutida, principio activo de fármacos como Ozempic o Wegoby, no solamente reduce el apetito, aumenta la saciedad al comer y mejora el tracto intestinal, sino que ha demostrado en rigurosos estudios (probablemente financiados por los propios laboratorios pero no por ello necesariamente menos fiables) que disminuye sustancialmente los riesgos de accidentes cardiovasculares, como infartos y aneurismas, e incluso afecta positivamente a los enfermos de demencia. Lo de los infartos se entiende porque la disminución de peso siempre mejora la salud en general y previene ese tipo de eventos. Lo de la demencia es menos comprensible para mí, pero no por ello debe ser menos cierto.

Y eso por no hablar del tratamiento y prevención de la diabetes tipo II, para lo que la semaglutida, una réplica artificial de la hormona humana que regula el apetito, se prescribe como alternativa a la insulina para ciertos pacientes. La historia que sufren las farmacias está repleta de episodios de desabastecimiento. Los médicos especialistas, por otra parte, ven cómo sus consultas se llenan de pacientes solicitando recetas de estos fármacos, incluso existe una versión en pastillas, llamada Ribelsus, que tu médico del Centro de Salud te puede expedir si sufres de obesidad o sobrepeso. De momento, la Seguridad Social no lo financia, pero acabará haciéndolo cuando compruebe que los efectos son tan beneficiosos que pueden contribuir a la larga a la disminución de la factura por financiación de tratamientos. 

Obviamente, la disminución de peso y la mejora general del Estado de salud afectan también de forma positiva a la salud mental ayudando a combatir los estados depresivos y los episodios de ansiedad. A cambio puedes sufrir de náuseas, el desagradable efecto secundario que el fármaco induce al principio hasta que te acostumbras. Un pequeño precio que mucha gente está dispuesto a pagar, así como los 140 euros mensuales del tratamiento, por los visibles efectos que acarrea el tratamiento. Lo digo por experiencia propia.

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