Opinión | Noticias del Antropoceno

Un cohete con mucho lastre

Tenemos una economía que hace tiempo dejó de converger con Europa y está en franco retroceso en casi todos los parámetros que importan

Sede del Banco de España en Madrid.

Sede del Banco de España en Madrid. / EP / Isabel Infantes

No está mal transmitir un poco de optimismo a la población en momentos como este, recién salidos de una pandemia y con una inflación apenas contenida, pero que ha erosionado gravemente el escaso poder adquisitivo de los más necesitados. Es cierto que la economía española va a crecer un pelín más que las de la zona euro, tan cierto como que la previsión para el año que viene es que decaiga ese ritmo de crecimiento. Estamos creciendo porque España sabe aprovechar como ningún otro país las ayudas europeas, como los Fondos Next Generation. O sea, nuestro cohete se alimenta con combustible ajeno y está en la fase de declive. No hay nadie como nuestro presidente para distorsionar a su conveniencia la realidad.

Para hacerse una idea de cuál es esa realidad hay que leer los informes del BBVA y, sobre todo, del Banco de España. Como su Gobernador ya va de salida, exhibe sin tapujos datos demoledores sobre nuestro país. Tenemos una economía que hace tiempo dejó de converger con Europa y está en franco retroceso en casi todos los parámetros que importan. También la productividad está estancada desde hace muchos años. Y sin aumento de productividad, los incrementos de costes laborales son una ruina para las empresas. Los jóvenes no ganan para comprarse una casa, pero las empresas cotizan más de cargas sociales para poder pagar a los pensionistas más ricos, mejor remunerados y más numerosos de la historia. La culpa no la tienen ni jóvenes ni los mayores. Son los Gobiernos populistas los que han propiciado esta situación.

Como consecuencia, la deuda pública ha crecido a tal nivel que los intereses anuales que pagamos por ella ascienden a más de 40.000 millones de euros anuales. A eso habría que añadir los más de 20.000 millones de gastos en el subsidio de desempleo más generoso de la OCDE. En total, más de 60.000 millones al año, un 15% del presupuesto anual del Estado que se ahorrarían, en todo o en parte, con una administración más sensata. 

No sabemos quién sacará a nuestro país de esta espiral declinante, pero es seguro que no será el Gobierno actual. De él solo podemos esperar más de lo mismo para seguir al tran tran: más turismo, más ladrillo y más fondos europeos. Esto, más que un cohete, parece el tren de la bruja.

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