Opinión | Murcia D. F.

El tranvía no tiene quien lo quiera

La posibilidad de ampliar la línea actual del ‘tren ligero’ se aleja después de que haya caducado el protocolo firmado entre el Ayuntamiento de Murcia y el Ministerio de Transportes por la incompetencia de todos los actores

El tranvía de Murcia en la parada de Plaza Circular.

El tranvía de Murcia en la parada de Plaza Circular. / Juan Carlos Caval

La realidad es que nadie creyó en ese proyecto que se puso encima de la mesa hace más de una década. A la vuelta de los años, y después de los acontecimientos recientes con la caducidad del protocolo para ampliar la línea actual y llevarla al barrio del Carmen, todo parece un sueño utópico de difícil resolución por su coste y por la falta de voluntad política de las administraciones local, regional y nacional, que han mirado para otro lado cuando de actualizar el transporte público de Murcia se trata.

Todo estaba preparado hace más de una década para que se ampliara la actual línea de tranvía con los estudios realizados y con las alegaciones ciudadanas presentadas. En este caso, cerca de 3.000 opiniones ciudadanas, una de las exposiciones públicas más masiva de este municipio que se recuerda. Sin embargo, la iniciativa quedó varada por la falta de empuje del Ayuntamiento de Murcia, en manos de los populares, y por la ausencia de financiación.

Tras varios requerimientos del pleno municipal y cambio en la alcaldía de Murcia, parece que la quimera resurgió con fuerza, aunque fuera a costa de hacerse un hueco a trompicones y de competir con otras iniciativas como el tranvibús, una de las ideas del actual alcalde,José Ballesta. No se pidieron fondos europeos como hicieron otras ciudades para sus tranvías o metros, pero se intentó involucrar al Ministerio de Transportes en la financiación con la firma de un protocolo que permitiría inyectar cerca de 32 millones del Estado, un tercio del coste total, en la consecución del proyecto.

Un protocolo auspiciado por el entonces alcalde, José Antonio Serrano, que usó este documento, del que no se dio cuenta con ningún detalle ni profusión, para relanzar su candidatura a las puertas de unas elecciones que a posterior provocaron su salida del Ayuntamiento. Hacerlo al borde de la bocina del mandato ya indicaba que aquello acabaría en tragedia como así ha sucedido.

Todo ha quedado, de momento, en papel mojado. Los socialistas actuaron demasiado tarde, tal vez lastrados por sus pactos con Cs y por su falta de experiencia en tareas de gobierno a nivel municipal (llevan un cuarto de siglo en la oposición), y el PP, que desde que se hizo de nuevo con la alcaldía puso ‘cuerpo muerto’ y a esperar que el Ministerio de Transportes moviera ficha. Como si no supieran que la Administración central se mueve a golpe de reivindicación y de duro trabajo desde los territorios.

Nunca la maquinaria del Estado, en cuanto a Murcia se refiere, ha ido por delante de las demandas de la Región ni del municipio de Murcia, una forma de actuar que indica lo que esta comunidad representa a nivel de España. Tampoco han echado un cable los representantes de estas tierras que cuentan con altas responsabilidades de Gobierno en el Ejecutivo central o tienen cargos dentro del grupo socialista a nivel nacional. Por no hablar de los diputados y senadores de todos los colores, entre ellos los del PP, cuyo partido también ha ostentado la presidencia del Gobierno central en alternancia con los socialistas, que tienen la obligación de preocuparse por los intereses de los murcianos.

Si en Madrid hubiera un lobby de estas tierras remando en la misma dirección y no pensando en intereses de partido, el protocolo del tranvía no habría decaído y ahora no sería necesario recurrir al tiempo de descuento como hacen los malos estudiantes.

En todo este asunto, es clamorosa también la falta de empatía por parte de la Comunidad Autónoma que nunca ha visto la capital y sus pedanías como un ente supramunicipal en el que el transporte público es un factor de cambio. Incluso revolucionario en una Región que rompe todos los años las estadísticas de contaminación, en parte, por el uso del coche privado en una sociedad que aún no ha entendido que los combustibles fósiles deber ser enterrados y que las ciudades deben caminar hacia la sostenibilidad con una movilidad verde como la que aporta el tranvía que a estas alturas parece que no tiene quien lo quiera.

Se aleja la hermosa utopía pese a que uno de los últimos estudios de la propia Consejería de Fomento ponía el tranvía como elemento vertebrador no solo de la capital sino de toda la Región. Visto lo visto, caminamos hacia una Murcia en llamas con un municipio sin transporte público decente y sin zonas de bajas emisiones. Por nadie pase.

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