Opinión | Noticias del Antropoceno

La sorprendente resurrección del candidato Joe Biden

A los periodistas les gusta regodearse en los hundimientos de los personajes públicos, pero el público disfruta mucho más con sus resurrecciones. Es el caso que de la candidatura a un segundo término del presidente actual de Estados Unidos, Joe Biden. Casi todas las encuestas lo daban por amortizado. Pero se ha rehecho de sus cenizas y ahora casi todas las encuestas electorales le dan por ganador en los seis estados claves que decidirán el ganador en noviembre. 

La cosa empezó a enderezarse para Biden en el vigoroso discurso que pronunció con motivo del Estado de la Nación. Fue lo que dijo (defendiendo los logros objetivos de su presidencia, con más luces que sombras), pero sobre todo en el tono en el que lo dijo: firme y desafiante frente a sus oponentes. No dudó en responder sobre la marcha a los insultos e increpaciones de los trumpistas radicales como Margaret Taylor Green. En el discurso del Estado de la Nación del pasado año, Biden sufrió también ese tipo de interrupciones, pero este año estaba bien preparado para ello y respondió a la velocidad del rayo, mostrando unos reflejos que nadie esperaba de una persona que encara su segunda candidatura presidencial habiendo cumplido ya 81 años. Pero no solo fueron las reacciones rápidas frente a los insultos de los trumpistas, es que Joe Biden no dudó en encararse con los mismísimos jueces del Tribunal Supremo, presentes en el evento.

Muchas voces del lado demócrata habían denunciado la ineficacia del equipo de campaña de Biden por no saber contrarrestar la ascensión en la percepción popular de su vociferante oponente Donald Trump, que hasta ese discurso del Estado de la Nación había acaparado día tras día los principales titulares de los medios. El populista Trump presumía de un dato cierto: cuantas más causas penales acumulaba, más popular se hacía entre los electores. En realidad, lo que el equipo de Biden estaba preparando era un contrataque con todas las de la ley. 

Nada hay que le guste más al público que comprobar que el oponente que aparece más débil y a punto de perder el combate frente al matón abusador, se revuelve en su esquina y saca fuerzas de flaqueza para machacar al contrario. Eso es lo que estamos viendo ahora con Biden y Trump. Que esa tendencia se mantenga hasta la noche electoral del 5 de noviembre es otra cuestión diferente.

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