Opinión | Noticias del Antropoceno

El mito ecologista de la preferencia por lo local

Ya he citado alguna vez en este espacio el libro Not the end of the world, y casi seguro que lo citaré más veces en el futuro, porque me parece fascinante el proceso intelectual de desmontaje de ciertos mitos ecologistas de los que se ha impregnado nuestra forma de pensar el mundo y nuestro papel en él durante las últimas tres décadas cuando menos de nuestra existencia. 

La autora, Hannah Ritchie, dirige una institución dedicada a la producción de análisis basados en datos rigurosos sobre el estado del medio ambiente, con el fin de dotar de una basa sólida a las discusiones sobre el tema. La propia autora es una medioambientalista militante, pero lo suficientemente crítica consigo misma y con el entorno intelectual que rodea el ecologismo para no comulgar con las ruedas de molino que a menudo se nos presenta como el discurso oficial.

Lo más interesante del mencionado libro es que no llegas a adivinar a priori cuáles van a ser las conclusiones finales de los temas tratados en cada capítulo por separado, aunque siempre puedes prever que no van a ser las consecuencias obvias que cada uno tiene en su mente a priori. El capítulo que más me sorprendió trata precisamente de la preferencia que impulsa todo el movimiento ecologista a favor de la producción local de alimentos. Es un ejemplo de lo que podríamos llamar ‘lógica blanda’, que consiste en una asociación aparentemente intuitiva de imágenes y argumentos que, una vez analizados seriamente, demuestran su escaso fundamento. Ese es el caso de la asociación entre producir localmente los alimentos, sean agrícolas o ganaderos, y la eficiencia energética que se le supone a los cultivos cercanos. De hecho, las conclusiones a partir de los datos es que puede ser más ecológica la producción de un alimento a cientos o miles de kilómetros de distancia que en tu localidad o en una granja cercana. 

Vemos como ejemplo palmario la producción agrícola de nuestro campo murciano. ¿No será más eficiente medioambientalmente producir un alimento donde hay un suministro de agua local, que traer el agua desde los pantanos del centro del país? ¿Y no será más ecológico cultivar donde no se viertan contaminantes al Mar Menor y traer los productos desde allí que hacerlo aquí perjudicando nuestra laguna? 

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