Opinión | Entre Letras

Francisco Javier Díez de Revenga

Cambio de paradigma

Juan Carlos Abril

Juan Carlos Abril / L.O.

La editorial Pre-Textos acaba de publicar en Valencia un ensayo sobre poesía actual de un gran interés: La tercera vía. La poesía española entre la tradición y la vanguardia, de Juan Carlos Abril (Villares, Jaén, 1974). Poeta y profesor universitario, investigador de la poesía más reciente, Abril plantea en este volumen una serie de alternativas para entender los caminos de la nueva poesía en España, partiendo de las más recientes promociones de poetas y basándose en las aportaciones teóricas y críticas de numerosos estudiosos entre los que destaca Juan Carlos Rodríguez, a quien dedica uno de los capítulos. Es muy sugerente esta colección de reflexiones de un poeta que está en activo, y cuya trayectoria como creador ha sido altamente valorada hasta el punto de convertirse en uno de los protagonistas más respetados de las últimas promociones de poetas españoles.

No es fácil para el poeta convertirse en un estudioso que consiga ordenar el panorama actual de la lírica tan vivo como complejo, en el que constantemente surgen promociones muy innovadoras e incluso muy atrevidas que han revolucionado la poesía en las primeras décadas del nuevo siglo. Su defensa de la lectura y su fe en la poesía garantizan la autenticidad y pertinencia de su apuesta

Sin duda, este volumen constituye una buena oportunidad para reconciliarse con la complejidad del universo de la lírica de hoy entre nosotros, sobre todo porque el ensayista es sencillo y claro, e incluso ameno a la hora de realizar sus planteamientos, buscando siempre las pruebas que justifiquen sus opiniones y aportando datos iluminadores sobre el análisis de esta inmensa marea que constituye la poesía de este país desde finales del siglo pasado hasta este primer cuarto de siglo XXI.

La trayectoria parece clara desde el principio, porque su estudio parte de la célebre poesía de la experiencia, sin duda por su carácter predominante en las décadas finales de la anterior centuria, para centrarse en las últimas corrientes y tendencias, que analiza con toda clase de detalles y pormenores. Pero, como se anuncia en el título del ensayo, hay una tercera vía que no es otra que la desarrollada en la década de los noventa y principios de siglo, el figurativismo y el realismo fundamentalmente, para combinarlos con el simbolismo y otras influencias, de carácter variado y enriquecedor. Es interesante la posición del estudioso situando esta tercera opción entre la tradición y la vanguardia, teniendo en cuenta que, desde las primeras décadas del siglo anterior, la gran poesía, que triunfó entre 1920 y 1936, lo hizo porque balanceó entre esos dos conceptos aparentemente antagónicos: tradición y vanguardia.

Pero en el ensayo de Juan Carlos Abril hay más, mucho más. Y algunos capítulos destacan por su oportunidad y por sus numerosas novedades, sobre todo a través de esas reflexiones benjaminianas sobre la poesía o las consideraciones referidas a la velocidad y la lentitud en la lírica contemporánea. Reflexiones teóricas que llegan a tener una importante incursión social cuando se plantean los problemas surgidos en la relación de la poesía con la publicidad, con el marketing e incluso con la televisión. El mundo de la imagen y el mercado, enfrentados a la poesía constituyen un acertado capítulo de sociología literaria no frecuente en los trabajos e investigaciones de este tipo hoy.

Un importante sector del volumen está dedicado a la mujer y al feminismo en relación con la poesía de ahora. Y el análisis concreto de las aportaciones de algunas poetas estelares de las últimas décadas ofrece perspectivas que revelan trasformaciones implícitas, pero, sobre todo, un cambio decisivo en la sociedad lectora. Nuevo capítulo de sociología literaria para mostrar, en todo caso, el cambio del paradigma. Se refiere Abril contundentemente a la idea actual de que la poesía ha muerto, y busca las causas que la han llevado a esta situación de desahucio. Las referencias aportadas y el contraste de opiniones muestran que se está produciendo un cambio muy importante y para mitigarlo ofrece algunas medidas de urgencia, que el lector podrá disfrutar en este ensayo inteligente.

En todo caso, y volviendo al origen del volumen, la defensa de la lectura es el propósito más loable de los muchos y muy positivos contenidos en el libro. Junto a su maestro Caballero Bonald, el autor asegura que un libro te habla, pero también te escucha y que el hecho de elegir un libro y compartir con él una aventura supone «un ejercicio de libertad». Y con Francisco Brines comparte la idea de que la poesía es un ejercicio de «generosa tolerancia», a la que el propio Abril añade la solidaridad que enriquece y conforta a través de las voces del poema.

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