La Feliz Gobernación

Hay que darles algo

FOTOS: Los agricultores colapsan Murcia el 21F para protestar por la situación del campo

FOTOS: Los agricultores colapsan Murcia el 21F para protestar por la situación del campo / Juan Carlos Caval

Ángel Montiel

Ángel Montiel

Hay que darles algo. Es la consigna implícita de las Administraciones. En realidad, se trata de seguir el ejemplo de Ursula von der Leyen, quien se apresuró a flexibilizar medidas medioambientales de la PAC cuando constató que las movilizaciones de los agricultores en Francia y en España tendían a homologar a la extrema derecha

Por eso está todo el mundo tan contento con el resultado de la tractorada del pasado miércoles, organizada por las tres organizaciones convencionales del sindicalismo agrario. Todo transcurrió con éxito y dentro de un orden. Pero estos sindicatos, que encauzan el malestar, necesitan respuestas que puedan vender como conquistas en el campo, pues en otro caso se mantendrán las protestas ‘espontáneas’ que no se atienen a lo reglado. 

Y ahí, en ese maremagnum, está el germen de un movimiento político incipiente que ya tiene nombre, SOS Rural, y que se encara a las elecciones europeas. ¿Vox? Vox empieza a quedarse al margen, pues está siendo sutilmente domesticado desde que se incorporó al poder autonómico sin demasiado margen para imponer sus criterios radicales en la política agraria. 

Ahora se trata de un plan político desde la base, exclusivamente sectorial, impulsado en la Región por la Fundación Ingenio, que va más allá de impulsar la ‘España vaciada’, pues incluye todo el espectro rural, cuya extensión demográfica es mucho más amplia, en ciertas zonas, que las de las propias ciudades.

Europa tiene pánico a una extrema derecha que puede compensar la bajada del souflé ideológico con el arraigo en capas de población, como la rural, en situación desesperada y en encrucijadas sin salida. Por esto resulta tan imperioso ofrecer alguna respuesta gradual a las reivindicaciones del campo que, además, contribuyan a fortalecer a las organizaciones tradicionales. Éstas tardaron en reaccionar, y programaron la movilización cuando ya los tractores rodaban sueltos. Y, por si fuera poco, el presidente del Gobierno se marchó a Marruecos, país cuyas exportaciones distorsionan los mercados de la Unión, el mismo día de la tractorada oficial. Hay que darles algo, pero están siendo muy torpes.  

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