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La Feliz Gobernación

Ángel Montiel

Populares nacionalistas

Alfonso Rueda celebra el resultado de las elecciones junto a la secretaria general del PP en la Galicia. EP

Un amigo, hace años, visitó en un viaje a Galicia una exposición sobre Emilia Pardo Bazán en alguna sala oficial de la Xunta y se sorprendió de que las carteletas de los elemenos exhibidos estuvieran redactadas en gallego, sin traducción al castellano, cuando la autora de Los pazos de Ulloa no escribió jamás una línea en el idioma de su tierra. Un recurso idéntico al que emplea en circunstancias equivalentes la Generalidad de Cataluña, con la paradoja de que en esta Comunidad gobiernan los independentistas mientras en Galicia lo viene haciendo el PP de Feijóo, tan crítico con la discriminación del idioma oficial del Estado. 

Sugiero al lector que revise en Youtube los vídeos de la campaña electoral del PP gallego en 2020, con Feijóo de candidato a la Xunta. Ni siquiera en la noche en que se daban a conocer los resultados aparecía en lugar alguno el logotipo del PP, entonces dirigido por Pablo Casado. Feijóo hizo una campaña personalista, conservando de los signos corporativos de su partido tan sólo el color azul de los fondos de escenario

Pueden parecer señales anecdóticas, pero una lectura sutil de detalles acumulados nos daría a entender que el auténtico partido nacionalista gallego es el PP. El BNG, que se denomina como tal, ha tenido que acabar compitiendo con las reglas programáticas de la izquierda, sustituyendo al PSOE y fagocitándolo, antes que remarcando las señas identitarias regionales, una estrategia similar a la de Bildu en el País Vasco, que crece antes como izquierda que suplanta a los socialistas que como partido netamente independentista. En Galicia, la percepción nacionalista está ligada al PP, de ahí su éxito, y es que históricamente el nacionalismo siempre ha sido de derechas: PNV en el País Vasco, y CiU (ahora Junts) en Cataluña.

Los nacionalistas de izquierdas crecen a costa del PSOE: Ezquerra, Bildu y BNG, y lo hacen anteponiendo la agenda social a la pancarta identitaria. La consecuencia es que el PSOE, cuyo éxito tradicional se estructuraba en desbancar en las elecciones generales a las derechas del País Vasco y Cataluña, se va viendo sustituido en estas comunidades por las izquierdas nacionalistas. Y el PP, tan aparentemente estatalista, juega su papel de derecha nacionalista con constatado éxito en Galicia. Ojo, y en Murcia. 

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