Limón&Vinagre

Mery Bas: Que no se rompa el hechizo

Zorra no nació como himno, pero sí como reivindicación. De ella misma -una mujer rutilante que se burla del edadismo-, del feminismo de la calle y de la comunidad LGTBIQ+

Actuación de Nebulossa en la Gala Drag del Carnaval de Arrecife (Lanzarote)

Actuación de Nebulossa en la Gala Drag del Carnaval de Arrecife (Lanzarote) / Adriel Pedromo / EFE

Emma Riverola

La mujer baja la persiana del local. La penumbra quiere adueñarse de la estancia, pero algo ocurre en ese momento, justo entre la luz y la tiniebla. Empieza el hechizo. Y el secador se convierte en micro y las lámparas se visten de focos y neones. Del techo brota una enorme bola discotequera. Vamos Cenicienta, entona tu canción. Los ratones ya bailan y te jalean con entusiasmo. Disfruta de cada instante del embrujo. Los sueños se cumplen en el momento más inesperado. 

Sí, a veces, los sueños se cumplen. Como convertirse en la reina de los corazones eurovisivos a los 55 años, sin llegar aupada por la todopoderosa industria musical. María José Bas Arguijo (Alicante), alias Mery Bas, es una de las componentes del dúo Nebulossa. La otra mitad es su marido, Mark Dasousa, fundador de Atomic Studio. Por las venas de ambos corre la música. Por las de ella, además, un centro de estética en Ondara (Valencia). «Recomiendo a todo el mundo ponerse en manos de M. José, una gran profesional que no te engaña, no vende humo, es sincera y siempre te aconseja lo mejor para ti», afirma uno de tantos comentarios elogiosos que recibe el negocio en las redes. Bas lo heredó de su madre. Ahora, por una temporada, va a recaer en su hija de 23 años. El dúo valenciano tiene otro hijo de 11 años.

«Poliédrica de mí»

Pide un deseo y sopla las velas. ¿Cuántos cumpleaños lleva Bas soñando con este momento? No fue hasta 2018 que la pareja decidió unir sus caminos musicales. Los vitales ya sumaban dos décadas entrelazados. Él ha fundado y pertenecido a varias bandas. Ella, amante de la ópera y de la música de los 80, fue entrando en los proyectos de su marido hasta que llegó el momento de Nebulossa. Bas tenía ganas de algo distinto, más propio, más acorde con lo que quería comunicar. La música ochentera, entre pop y electrónica, fue el sonido del encuentro. En 2021 publicaron su primer disco: Poliédrica de mí. Con uno de sus temas participaron en Una voce per San Marino, el programa que elige el representante de ese país para Eurovisión. Se quedaron a las puertas de la final, y eso les espoleó a seguir.

El siguiente paso no puede ser más brillante. Su Zorra se ha impuesto en el Benidorm Fest y será el tema que representará a España en Eurovisión. El dúo ha volcado sus ahorros en esa canción y Bas, lo que le ardía por dentro: «Si salgo sola, soy la zorra. Si me divierto, la más zorra. Si alargo y se me hace de día, soy más zorra todavía. Cuando consigo lo que quiero jamás es porque lo merezco. Y aunque me esté comiendo el mundo, no se valora ni un segundo». Pues sí, ahí tenemos la canción de tantas Cenicienta. Insultos por ir de fiesta, por mostrarse, por tener aspiraciones y, sobre todo, por ambicionar la libertad. Y Bas saca su varita mágica y -¡zas!- la ofensa se convierte en orgullo y la herida, en garra. 

¡Tira la copa!

Zorra no nació como himno, pero sí como reivindicación. De ella misma -una mujer rutilante que se burla del edadismo-, del feminismo de la calle y de la comunidad LGTBIQ+. Una oda a la diversidad que añadió al espectáculo dos bailarines que se dedican al drag y un homenaje a Manuela Trasobares, la primera concejal trans de España y artista polifacética. 

A ella le dedicó Bas un conjuro: «¡Tira la copa! ¡Tira la copa!», voceó al acabar su actuación. Y no, no era un apremio para acabar con la cristalería, era el recordatorio de una intervención memorable de Trasobares en la televisión pública valenciana, en el año 1996: «¡No puedo más de esta sociedad que nos quiere marginadas! ¡Voy a pasar por delante de quien sea y voy a vencer!», fue su grito de guerra antes de lanzar su copa al suelo. 

Bas lo tiene claro, con su canción quiere hacer «un homenaje a todas esas mujeres a las que nada ni nadie les hizo callar». Y no hace falta ser un amante del pop ni del petardeo ni de Eurovisión para reconocerlo, basta con estar dispuesto a la risa y la desacralización. Así lo entendieron en Ondara. Más de 600 vecinos se reunieron para ver la final del Benidorm Fest en una pantalla gigante instalada por el ayuntamiento. 

Pero, sin duda, el momento más emocionante fue el retorno del dúo triunfante al pueblo. En uno de los vídeos que corren por la red, un grupo de vecinas de todas las edades, también niñas y niños, les reciben coreando la canción. Y con ese jolgorio espontáneo y verbenero se obra el hechizo. ¡Zas! Ya los tribunales de la moral se convierten en calabazas. 

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