Escaño cero

¡Es el capitalismo!, amigo

Es difícil ver con claridad que el problema no es si transitamos o no hacia otro modelo productivo agrícola más sostenible, sino como lo hacemos, sin retrasos ni aplazamientos

Los agricultores marchan por el Puerto de la Cadena

Los agricultores marchan por el Puerto de la Cadena / Juan Carlos Caval / LMU

El mejor y más claro análisis sobre el conflicto del campo lo ofrece el texto de una viñeta gráfica de JRMora en la que el espectador de una tractorada de agricultores/as dice a otro: «Ya verás qué risa cuando se enteren de que la culpa es del capitalismo».

Así es, la cada vez mayor concentración de los medios de producción (tierra, agua, semillas, insumos) en grandes corporaciones participadas por fondos de inversión que arrinconan a las pequeñas explotaciones familiares y deslocalizan producciones buscando un mayor beneficio (caso del tomate marroquí producido por empresas francesas y españolas); la concentración también de la distribución y comercialización en un puñado de grandes cadenas que mientras imponen precios a los agricultores/as especulan para agrandar sus márgenes de beneficio o las burbujas de sobreproducción que arruinan los precios (como ocurre con el limón), son muestras evidentes de ello.

Añádanse los efectos nocivos sobre el medioambiente y la salud de un sistema agroindustrial intensivo que abusa de pesticidas y fertilizantes y esquilma recursos como el agua con la extensión ilimitada de regadíos, efectos acelerados por el cambio climático y la permisividad de administraciones como el Gobierno regional que profesan el negacionismo de dichos efectos contaminantes y practican un liberalismo permisivo e irresponsable en beneficio de los intereses del agronegocio.

En un contexto semejante azuzado, además, por espurios intereses políticos, es difícil ver con claridad que el problema no es si transitamos o no hacia otro modelo productivo agrícola más sostenible, sino como lo hacemos, sin retrasos ni aplazamientos. En este sentido, el debate no debe ir contra la Agenda 2030 y contra la PAC, herramientas que orientan el camino a seguir, sino si su aplicación está verdaderamente facilitando dicha transición y en caso contrario corregir las desviaciones producidas.

Las administraciones, además, deben procurar que esta transición sea hacia un modelo más justo y solidario, tanto en el reparto de la renta como en el establecimiento de condiciones laborales dignas, así como también en el control de los medios de producción, haciendo que estos sean más sociales y menos corporativos.

Y en mitad de este lío sale Fernando con su propuesta improvisada de un Plan Plurianual de apoyo al campo, él, que no ha sido capaz ni de gestionar 15,7 millones presupuestados desde que es presidente para el pago del Agroseguro, habiendo ejecutado 11,6 y pagado solo 4,4. Ya te vale, Fernando.

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