Hablando al aire

En las alturas

Antonio Balsalobre

Antonio Balsalobre

Viendo a Isi regatear en el Metropolitano la otra noche, no pude dejar de acordarme de cuando lo veía piruetear con el balón en los pies en el patio del colegio o del instituto. Yo no sé que esperan para llamarlo a la selección. Tiene visión de juego, un pase preciso y artístico, mima el balón, lucha como un jabato y saca unos córneres que ni pintados. Y por si esto no bastara, es un jugador asociativo que une al equipo dentro y fuera del campo, algo fundamental para un conjunto como el Rayo Vallecano. Hay que reconocer, por poco que uno eche un vistazo a su trayectoria, que todo lo que ha conseguido se lo ha ganado a pulso. Porque cuando le vinieron mal dadas en el fútbol (golpes de realidad que da la vida), cuando se le cerraron puertas y vinieron las dudas, no se le cayeron los anillos por irse con 18 años a trabajar al campo. Y eso, quieras que no, forja personalidad. Enseña a construirse.

Humilde y con los pies en el suelo, incluso hasta para sincerarse sin tapujos sobre su estado de ánimo, es ciezano a quien le gusta hablar de su tierra. Hace poco, en un encuentro fortuito, me dijo: «Antonio, yo sigo siendo el de siempre». Sin duda. Solo que ahora, con esa zurda de escándalo que tienes, regateas en las alturas. 

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