La espiral de la libreta
Fentanilo, polarización y amnistía
Olga Merino
Superada la primera ronda de las celebraciones navideñas, con los escollos y arrecifes que amenazan la navegación por sobremesas familiares bien regadas, llegó el turno de otra costumbre arraigada en estas fechas: la elección de la palabra del año. Entre los 12 vocablos propuestos por la Fundación del Español Urgente para el galardón el escogido ha sido ‘polarización’, frente a ‘fentanilo’, ‘ultrafalso’ (una buena alternativa al anglicismo deepfake) y, cómo no, ‘amnistía’.
La fundación, promovida por la Real Academia Española (RAE) y la Agencia EFE, utiliza dos criterios básicos para configurar la lista de candidaturas: la profusa aparición de esas voces en los medios de comunicación, con el consiguiente debate social que hayan podido suscitar, o bien cierta originalidad en la formación del vocablo. Este sería el caso, por ejemplo, de ‘ecosilencio’, palabra creada a partir del prefijo ‘eco’, cuyo uso se ha extendido para significar el ocultamiento de información sobre el cuidado del medioambiente. Completan la relación ‘euríbor’, ‘guerra’, ‘humanitario’, ‘macroincendio’, ‘seísmo’ y dos acrónimos un poco rarunos.
Tampoco está nada mal la palabra ganadora en Flandes en la competición organizada por el diccionario Van Dale: ‘graaiflatie’ (greedflation, en inglés); o sea, un neologismo que se traduciría como «inflación de la codicia o la avaricia». Es decir, la hipótesis de que algunas empresas estén utilizando la excusa de la inflación generalizada para obtener ganancias récord a costa de los consumidores. En la Suiza francófona ha ganado ‘décombres’, referida tanto a los escombros de las guerras y los terremotos, como a los generados por la caída de Credit Suisse y la fragilidad del sistema financiero. Quién iba a decirlo. Los diccionarios ingleses se han decantado por elegir como palabras del año términos relacionados con las nuevas tecnologías: ‘AI, Artificial Intelligence’ (Collins); ‘hallucinate’ (alucinar, Cambridge); y ‘rizz’ (Oxford), una palabra que usan los más jóvenes en el ligoteo por redes para referirse a alguien con carisma, atractivo, charme.
Se trata de una propuesta lúdica, de un juego, y a la vez de una lupa. Una mirada retrospectiva hacia las palabras del año elegidas por la FundéuRAE en la última década da una idea bastante clara -y poco halagüeña- del percal, del ethos con que venimos habitando el mundo: ‘inteligencia artificial’ (2022), ‘vacuna’ (2021), ‘confinamiento’ (2020), ‘emojis’ (2019), ‘microplástico’ (2018), ‘aporofobia’ (2017), ‘populismo’ (2016), ‘refugiado’ (2015), ‘selfi’ (2014) y ‘escrache’ (2013).
Da miedo aventurar cuál será el término ganador en 2024. ¿Tal vez la palabra ultraderecha? Ha dado bastante de sí en el año a punto de extinguirse.
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