El que avisa no es traidor

Guerras olvidadas

El mundo desarrollado debería mirarse con sumo detenimiento su facilidad para dar la espalda a conflictos aparentemente irresolubles en cuanto los medios dejan de considerar prioritaria la información sobre tal o cual guerra una vez pasados los primeros días o semanas de su inicio

Imagen de archivo de una casa dañada por un ataque con misiles rusos en Kiev, Ucrania.

Imagen de archivo de una casa dañada por un ataque con misiles rusos en Kiev, Ucrania. / EFE/EPA/SERGEY DOLZHENKO

J. L. Vidal Coy

J. L. Vidal Coy

El anuncio israelí de que la guerra contra Hamás en Gaza y Cisjordania durará varios meses más quizá la haga engrosar la lista de conflictos olvidados, como lo está intermitentemente desde hace 50 años, junto con otros que se desarrollan en el mundo. Más o menos lo que ha estado a punto de pasar con la invasión rusa de Ucrania, caída a lugar de menoscabo en las noticias y rescatada gracias al interés por ampliar la Unión Europea.

Pero sí están ya ocultas en el armario las de Sudán del Sur, Libia, Trigay, Mali, Nigeria... La inminencia de los fastos navideños y su persistencia facilitarán que la guerra genocida en Palestina pase a un segundo plano por muchas atrocidades que se sigan cometiendo en esa lenta destrucción que ya se aproxima a los 20.000 muertos, la inmensa mayoría no combatientes, mujeres y niños.

El mundo desarrollado debería mirarse con sumo detenimiento su facilidad para dar la espalda a conflictos aparentemente irresolubles en cuanto los medios, que creen interpretar el interés del público, dejan de considerar prioritaria la información sobre tal o cual guerra una vez pasados los primeros días o semanas de su inicio. Pasó también con la guerra Irán-Irak (1980/88).

Y ha pasado este otoño incluso con el conflicto revivido por la invasión rusa de Ucrania de hace dos años, que sacó a primera página una guerra de baja intensidad latente desde 2014. El estallido de Gaza y Cisjordania tomó el relevo a la guerra centroeuropea una vez que se estancó por la fallida contraofensiva ucraniana y las dificultades militares por el frío invernal.

Crece la presión sobre el ultraderechista Netanyahu para que acuerde una tregua con Hamás, pero la escalada del conflicto mediante los ataques de los hutíes yemeníes contra el tráfico marítimo en el Mar Rojo es la única variable del conflicto que puede forzar a Estados Unidos a doblarle la mano al gobernante israelí. 

Otra vez, solo los intereses comerciales de Occidente parecen poder propiciar un receso en la guerra medioriental. Si así no fuera, pasaría pronto a olvidada.

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