Zihuatanejo

"Sito Miñanco, preso político"

"Sito Miñanco, preso político".

"Sito Miñanco, preso político". / Ilustración de Leonard Beard.

Miguel de Capel

Miguel de Capel

"Sito Miñanco preso político, aurrera, aurrerá, aurrerá. Farlopa pa la tropa…!» comenzaba la canción del grupo de rock gallego Os Papaqueixos.

Lo que parecía una coña marinera puede convertirse, por mor del acuerdo del PSOE con los nacionalistas catalanes, en una escandalosa realidad. Habrá que estar muy atentos al texto que finalmente se va a pergeñar. Porque ojo, si lo condicionan a que el delito tuviera la finalidad política de luchar por la independencia de Cataluña, se arriesgan a que los jueces denieguen el sobreseimiento o absolución por entender que esos delitos no tenían esa finalidad.

Les pondré unos ejemplos que a mi modo de ver resultan clarificadores: el blanqueo de capitales derivado del narcotráfico de Boyé, u otros delitos comunes como los de Borrás, Alay y otros, por no hablar de otros delitos como los de los Pujol, que veremos a ver si entran también en el paquete. Se antoja imposible definirlos jurídicamente para que no se extiendan a otras situaciones semejantes, que obviamente podrán ser también favorecidas por esta chapuza de amnistía.

Tampoco podrán delimitarlo territorialmente a Cataluña. Sería, a todas luces, inconstitucional. Y eso, ni siquiera los más osados lo podrán discutir. Por mucho que intentaran la cuadratura del círculo.

Pero es que incluso delitos básicos como la malversación o la desobediencia de los golpistas también resultaría difícil encajarlos. Porque me temo que lo que van a hacer para que el título de la canción con la que comenzaba este artículo no resultara una hilarante realidad, es vincular la amnistía al Procés y a la lucha por la independencia. Y eso, reitero, va a tener difícil encaje jurídico. Porque el problema que van a tener a la hora de redactar el texto es que no puedan concretar tantísimo que se vea el privilegio, como excepción del Código Penal nominativamente establecido. Y es que, en este caso, ya no solo tienen que pensar en la Constitución, porque es verdad que el Constitucional está como está, sino en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Y ese filtro segurísimo que no lo van a pasar.

Por tanto, harto difícil lo tienen para encajar las piezas. Pronostico una gran chapuza, con el consiguiente ‘descojone’ de nuestros socios europeos.

Entre tanto, como parece que este despropósito ya va para adelante, sí o sí, mirándolo por el lado positivo, los abogados nos vamos a forrar acogiendo a nuestros clientes encartados por delitos comunes a estos privilegios. ¿Qué juez nos lo podría impedir?

Es verdad que cientos de cavernícolas se han empeñado esta semana en darles una vergonzosa coartada para la amnistía. Pero ni siquiera con esa cortina de humo que magistralmente les ha puesto en bandeja Vox, y detrás de ellos media docena de grupos ultras. Y que les puede servir para cicatera batalla del relato, pero en ningún caso para dar un encaje legal. Ciertamente complicado.

Otro día hablamos del referéndum de autodeterminación, del perdón de los 15.000 millones de la deuda, de las rodalies, de la cesión de todos los impuestos del Estado a Cataluña, de la reforma a medida del sistema de financiación, del traspaso de la Seguridad Social a Euskadi, o de que a partir de ahora sean los políticos los que juzguen a los jueces. Que esto va tan rápido que a uno ya no le da tiempo de asimilar.

Los que tampoco han terminado de asimilarlo, por cierto, son todas las asociaciones de jueces, incluso las más progresistas, los colegios de abogados, los inspectores de Hacienda, los inspectores de trabajo, los abogados del estado… Que se están echando unánimemente las manos a la cabeza. Hasta la propia UE ya está pidiendo explicaciones.

¿Esto supone una quiebra del Estado de Derecho, tal y como lo conocemos? ¿Vuelan por los aires los ya de por sí mal trechos principios de igualdad y solidaridad interterritorial?

Son preguntas que están en el aire y que haciendo un ejercicio de mayéutica socrática le lanzo al lector.

Lo que sí tengo meridianamente claro es que se acaba de dar jaque mate a nuestra Transición. Pasando a entrar en otra dimensión, en un nuevo régimen. No me pregunten cuál, pues no lo sé. Los historiadores, dentro de unos años, sin duda, definirán y bautizarán este convulso periodo que estamos viviendo. Y me temo que no saldremos bien parados.

Seguramente se preguntarán con estupor que con lo fácil que era alcanzar un pacto de Estado entre las fuerzas políticas constitucionalistas, ¿cómo pudimos llegar a esta situación?

En fin. Como decimos aquí en Murcia, y ya para terminar:

¡Que por nadie pase!

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