Noticias del Antropoceno

Los tiempos cambian y las casas también

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

Solo hace falta darse una vuelta por las ruinas de Pompeya para darse cuenta lo mucho que ha ido cambiando la concepción de una casa a lo largo de la historia de la humanidad, desde que nuestra especié abandonó las cuevas, que tampoco era un mal lugar para refugiarse de las inclemencias del tiempo y protegerse frente de las amenazas de la naturaleza y de otros hombres. El hecho es que las casas siguen cambiando y adaptándose a los gustos de nuevas generaciones. Eso lo saben sobre todo los promotores de obra nueva, que deciden con cada nueva promoción lo que atraerá el interés de los potenciales compradores.

Hace tiempo que la menguante demografía ha hecho, por ejemplo, que la vivienda estándar sea de dos dormitorios. Las de tres y no digamos las de cuatro, escasean en el mercado de obra nueva y más que nada, se construyen en pequeño número para cuadrar espacios sobrantes de alguna planta del edificio. Eso plantea un problema grave a las familias con más de cuatro miembros, que ven restringidas sus opciones, casi obligándoles a conformarse con el mercado de segunda mano, donde la oferta suele ser más abundante y variada. Este año, por ejemplo, se venderán algo más de 100.000 viviendas de obra nueva, por el triple de segunda mano. La previsión es que aumente progresivamente el número de las primeras, conforme se vaya recuperando un sector que atravesó una fuerte crisis con el estallido de la burbuja.

Por otra parte, la gente mayoritariamente ya prefiere las cocinas abiertas integradas en el salón comedor, lo que dice mucho del final del papel tradicional de la mujer encerrada en la cocina y aislada del resto de la familia o de los invitados. Otro aspecto que tienen en cuenta los promotores y arquitectos al proyectar nuevas viviendas es el gusto por los vestidores como parte del cuarto principal, algo que antiguamente estaba reservado casi exclusivamente a casas grandes o apartamentos de lujo. No tengo otra explicación para ello que la influencia de las películas románticas de Hollywood, que tanto daño hacen al sentido común del resto de la humanidad.

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