Limón&Vinagre

Layhoon Chan: el ninot que no se puede indultar

Layhoon es una mujer fantasma dentro de una empresa fantasma, que preside un grande del fútbol cuya masa social se resiste a vagar enfundada en una sábana de fantasma

Layhoon Chan, en agosto, en la presentación de Selim Amallah como jugador del Valencia.

Layhoon Chan, en agosto, en la presentación de Selim Amallah como jugador del Valencia. / Miguel Ángel Polo / Efe

Cuidado cuando busquen en Google a la presidenta del Valencia CF, Layhoon Chan (Singapur, 59 años). Sea por coincidencia, sea por la travesura de un opositor a su gestión al frente de uno de los históricos del fútbol español, Wikipedia rebautiza a la directiva como ‘Shin Chan’, un popular personaje japonés de dibujos animados que representa a un desvergonzado niño de 5 años que se disfraza con la ropa interior de su madre.

Casualidad o no, algo de carnavalesco y fiesta de disfraces se halla ligado a la trayectoria profesional de esta consultora financiera y asesora que aparece en los consejos de administración de una treintena de empresas, la mayoría propiedad del también singapurense Peter Lim, dueño del club de Mestalla.

Layhoon, licenciada en Económicas en 1986, se disfraza de Lim para hacer negocios; el segundo pone el dinero -o dice que lo va a poner- y Layhoon, la cara, lo que equivale a que en Valencia intenten partírsela -figuradamente hablando- cada vez que se escora por la capital del Turia para dar explicaciones de la delicada situación de un equipo que llegó a disputar en este siglo dos finales de Champions, obtuvo dos títulos de Liga, ocupa el cuarto puesto en la clasificación histórica de esta competición y es el quinto club más laureado de España. Quién le ha visto y quién le ve, bregando a menudo por mantener la categoría y con una presidenta que admite, sin sonrojo y para asombro de la hinchada, desconocer el terreno que pisa: «Nuestro objetivo es permanecer en Primera División», como si se tratara de uno de esos clubs que pasan un año en Primera, cuatro en Segunda y acaban en Segunda B.

Layhoon Chan es a la dirección del Valencia lo que un torero metido a cantante: ambos lo intentan, pero siempre hay alguien detrás que trata de obtener un triunfo rápido con un único objetivo: llevárselo crudo en lo que dura una mascletá. Eso debió de pensar Peter Lim cuando en 2014 se convirtió en el principal accionista del Valencia, un club golosina del que recogió los restos de un naufragio derivado de la crisis de 2008 y de la ruinosa construcción del nuevo estadio; un club grande en proporción a los mimbres que tejen la ciudad, tercera de España para tantas cosas, cuyo equipo de fútbol creció a la par de lo que sus gobernantes esperaban de esa capital: poder valenciano. Y el Valencia se lo dio durante décadas: Cañizares, Sol, Claramunt, Bonhof, Kempes, Mijatovic, Mendieta, Claudio López, Villa, Aimar, Penev... Hasta que los propios dirigentes valencianistas acabaron hundiéndolo y vieron en Lim y Layhoon la luz de la salvación.

Lejos del fisco

Layhoon es consejera de más de una treintena de compañías con presencia notable en paraísos fiscales. En algunos países, varias de esas empresas ni siquiera tienen trabajadores, como ha revelado estos días una investigación de Superdeporte, del grupo Prensa Ibérica. Sociedades ligadas al deporte (o no) que se dan de baja al poco de crearse y con las que Lim va fabricando un enjambre financiero difícil de rastrear y que estructura una forma de hacer negocios basada en comprar y vender dinero, cuanto más lejos del fisco, mejor. Layhoon es su particular brazo ejecutor. No consta en la Agencia Tributaria ninguna declaración de IRPF en España a cargo de Layhoon; no existe información suya relativa a rendimientos imputables por este impuesto. Ni en su primera etapa como presidenta del Valencia -desde 2014 hasta 2017- ni en la actual desde 2022, cuando sustituyó en la presidencia a otro experimento de Lim, Anil Murthy.

Para acogerse a su situación de no residente en España, Layhoon procura estar menos de 182 días en territorio nacional, lo que supone que durante más de 200 días al año la máxima dirigente del club no pisa la calle de Colón. Layhoon es una mujer fantasma dentro de una empresa fantasma, que preside un grande del fútbol cuya masa social se resiste a vagar enfundada en una sábana de fantasma, del mismo modo que Shin Chan se viste con la ropa interior de su madre.

Habituales protagonistas de las Fallas valencianas, a los ninots de Layhoon y Lim no hay quien les indulte. Acaban ardiendo como si fuera a hacerse realidad eso del fuego purificador y pudiera disiparse entre las llamas el paso de un millonario del que se presumía metería al Valencia en el mismo vagón que el Chelsea, el PSG, el City y otras entidades en manos de grandes fortunas que ignoran el procedimiento de un saque de banda. Layhoon y Lim llevan tiempo en fuera de juego, pero son los dueños del VAR.

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