El blog del funcionario

Adolescentes idiotizados

El problema de los adolescentes de hoy con las redes sociales no es cuestión de drogadicción y dependencia, es mucho más importante que eso

Fotogafía de Camilo Jiménez.

Fotogafía de Camilo Jiménez.

Miguel H. Valverde

Miguel H. Valverde

Si su hija o hijo levanta la voz a menudo, si su vocabulario es cada vez más limitado, y de su garganta solo salen tacos y chillidos; si una pantalla se ha convertido en su mejor amigo, y si a usted se le ocurre amenazarlo con quitárselo, es entonces cuando entran en pánico, y la histeria se dispara. No se preocupe, la culpa no la tiene solo usted, es que entre todos estamos creando la primera generación de ‘Adolescentes Idiotizados 5G’.

Los problemas de salud mental, la ansiedad, el estrés, los insultos, las broncas, las frustraciones y el fracaso, serán los grandes problemas a los que tendrán que enfrentarse unas generaciones que están basando su futuro en unas redes sociales que siguen haciendo estragos.

Horas y horas frente a vídeos y fotografías que no se diferencian unas de otras. Incluso no dudan en crear ídolos musicales de mentira, y Auto-Tune, donde es imposible diferenciar sus voces. Broncas familiares, pornografía a edades tempranas, fracaso escolar, abandono educativo y violencia o acoso escolar, son algunas de las facturas que están pagando ya una parte importante de una juventud que se enfrenta a un escenario difícil y complicado.

Sería bueno que desde los servicios públicos se comenzara a planificar como hacer frente a una situación que arrastrará a miles de jóvenes al borde del precipicio, ya que son las consecuencias de estar engendrando, entre todos, una generación incapaz de crecer sin 5G.

Ver a grupos de adolescentes sentados en un banco de cualquier jardín, cada uno, o una, con su móvil, incapaces de mantener una conversación mirando a la cara a sus propios amigos, se ha convertido en la normalidad en las relaciones entre jóvenes, pero es el resultado de ponerle a niños y niñas de dos o tres años el móvil de papá o mamá entre los platos de la comida, para que no nos jodan el momento. De invitarlos a que se queden en su habitación jugando con la Nintendo, mientras estamos en el trabajo o viendo una película en la Tablet.

Apenas saben jugar sin un mando en la mano, y como dice un sobrino mío: «Mi dios es internet, él lo sabe todo».

Muchos podrán decir que la adolescencia siempre fue difícil; que el chulo de la clase, que se metía con el gordo o el que llevaba gafas, siempre existió; que las peleas entre ellos y ellas forma parte de la historia de la humanidad, y quizás lleven razón, pero nunca jamás mezclamos adolescencia con la influencia que proviene de intereses oscuros y externos. Son las primeras generaciones cuya educación no proviene básicamente de la casa, de la escuela o la calle, sino que todo ello ha pasado a un segundo plano, y son las redes sociales las que penetran en sus mentes, los manipulan, los amoldan, los idiotizan, y todo ello, con su propia complicidad, y, en muchos casos, con nuestra impotencia e incompetencia.

Echen un vistazo a su alrededor, y verán que el futuro de los adolescentes de hoy no es precisamente para estar tranquilos.

Los problemas que ahora mismo tiene la salud mental serán un juego de niños comparado cuando lleguen los adolescentes de hoy a la madurez del mañana.

El problema de los adolescentes de hoy con las redes sociales no es cuestión de drogadicción y dependencia, es mucho más importante que eso.

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