La mirada del lúculo

Médico de moda en San Michele

Axel Munthe se rodeó de animales en Capri y se convirtió en héroe local, y adoró los cultivos de su huerto y los vinos de Mosela 

Axel Munthe.

Axel Munthe. / Pablo García.

Luis M. Alonso

Luis M. Alonso

Limones, tomates, romero y albahaca. Todo de la huerta de la Villa San Michele. Axel Munthe no solía comer animales, pero en los almuerzos y cenas que organizaba para sus amigos e invitados en Anacapri, junto a las hortalizas, también había viandas y pescados, acompañados de los vinos locales y de Mosela. Allá arriba, en las alturas, en la azotea de la vieja residencia del doctor sueco, sobre los restos de la villa del emperador romano Tiberio y las vistas impresionantes de fondo de la bahía de Nápoles, la vez que estuve solo se escuchaba el susurro de la brisa y el canto de los pájaros. Pensé que el mundo se acababa ahí.

Personaje singular, Munthe (1857-1949) se formó en Montpellier y París, llegando a convertirse en un médico de moda, con 23 años, el doctor más joven de Europa. Sus memorias, La historia de San Michele, publicadas por primera vez en 1929, cuando tenía 71 años, fueron entonces un inesperado éxito de ventas mundial. El libro es un relato semificticio impresionista de una existencia extraordinaria, una amalgama de recuerdos, filosofía personal y cuentos fantásticos. En él describe una serie de encuentros sobrenaturales con fantasmas y hadas que recuerdan pasajes de la literatura de Poe. Las historias que recoge resultan inverosímiles, pero entretenidas, con retratos encantadores y caprichosos de la vida campesina en Capri. Los amantes de los animales quedaron fascinados por la ternura y la comprensión del autor hacia su pequeña familia, que incluía perros, pájaros y hasta un babuino.

Munthe ejerció inicialmente en París y posteriormente en Roma. Pasó sus veranos en Capri, donde construyó la Villa San Michele. Era un tipo carismático, hablaba varios idiomas con fluidez y tenía una extraordinaria capacidad para infundir confianza en los pacientes. Igual era su poder de seducción sobre los animales. Contradictorio hasta el extremo, trataba generosamente a los pobres de forma gratuita, pero cultivaba activamente la amistad de los ricos con títulos; a la vez se consideraba algo misántropo -prefería los animales a los humanos- pero arriesgó su vida para ayudar a las víctimas de la epidemia de cólera en Nápoles de 1884 y del terremoto de Messina, en 1908. Prefería la comida y la ropa sencillas, pero la Villa San Michele estaba llena de antigüedades caras, finalmente se convirtió en médico de la familia real sueca, dedicándose a tiempo completo a la princesa Victoria, más tarde reina y también su amante. Victoria pasó varias décadas bajo el cuidado de Munthe como una inválida crónica, pero sin ninguna causa específica convincente de invalidez, aparte de su infeliz matrimonio con el príncipe, después rey, Gustavo. La medicación de Munthe para aliviarla fueron los frecuentes cambios de escenario, lejos de su marido: los inviernos en Capri. Con frecuencia pasaba días o semanas en cama. Murió a los 67 años, con el médico a su lado. La Villa San Michele se convirtió, no obstante, en un beneficioso imán para la salud de sus ilustres invitados, Henry James y Stefan Zweig, entre ellos.

Nuestro médico sueco tenía pasión por el huerto y los limones del Golfo de Nápoles que crecen como en Amalfi, en las terrazas llamadas macerine, muy cerca del mar. Los locales muerden los cítricos crudos para apreciar su intenso sabor. De la variedad femminello son de gran tamaño y pulpa muy jugosa, cáscara perfumada y aroma embriagador. En la Villa San Michele los que no se consumían por el verano se envasaban en botes, igual que los tomates en forma de pera especiales para las salsas densas. También apreciaba Munthe los sencillos vinos locales, pero sobre todos los mosela que combinan la fruta con la mineralidad. La variedad de uva riesling, utilizada para uno de los mejores vinos blancos del mundo, encuentra excelentes condiciones de crecimiento en los suelos de pizarra de las laderas escarpadas de Mosel. Los vinos del Mosela, Sarre y Ruwer son conocidos mundialmente por su excelente sabor a fruta. Elegantes y minerales, en el caso del riesling. Otras variedades importantes son müller-thurgau (también conocida como rivaner), pinot blanc y pinot noir.

Munthe visitó Capri por primera vez cuando era un adolescente tuberculoso y se enamoró de la isla. Se mudó de París a Roma, donde rápidamente se estableció, una vez más, como médico entre la comunidad de expatriados. Pasó sus veranos en el Golfo de Nápoles, donde construyó la famosa villa, y se convirtió en un héroe para los vecinos. Al mismo tiempo creía que había firmado un pacto fáustico para realizar su sueño. En «La historia de San Michele», el joven Munthe recibe la visita en Capri de un espíritu mefistofélico: «Todo será tuyo», dice con voz melodiosa, agitando la mano en el horizonte. «¡La capilla, el jardín, la casa, la montaña con su castillo, todo será tuyo, si estás dispuesto a pagar el precio!». Munthe pregunta al espíritu cuál será ese precio y este le responde: «La renuncia a hacerte un nombre en tu profesión, el sacrificio de tu futuro». 

«¿En qué voy a convertirme entonces?», pregunta el médico. «Probablemente en un fracasado», viene a responderle el espíritu. Murió con cierto pesar, pero en realidad desde el momento en que se graduó, con una precocidad jamás alcanzada por otros, tampoco hizo gran cosa para progresar. 

No asistía a reuniones científicas, se conformó con ser un médico de moda, autor de un famoso libro de inclasificable misterio. Y con la eternidad de la Villa San Michele, que tras su muerte, creo, pasó a ser consulado sueco.

Suscríbete para seguir leyendo