La espiral de la libreta

Putin y las espigas maduras de la inflación

Tiene que haber un maldito punto medio, una gatera que garantice a Rusia la claudicación, una salida. El oso ruso morirá dando zarpazos

Vladimir Putin

Vladimir Putin / Ramil Sitdikov / PIM

Olga Merino

Ya se inquieta el trigo en los mercados, como espigas maduras despeinadas por el viento. De momento, se va parando el golpe pero, de cara a octubre, sería muy plausible que el incremento de los precios del cereal repercutiese de nuevo en la inflación global. Otro invierno de incertidumbre, desestabilización y cinturón apretado: la mejor arma de Vladímir Putin para achicar a Occidente.

Rusia arrima el ascua a su escuálida sardina. Se ha retirado del acuerdo para la exportación del grano ucraniano, a través de tres puertos del mar Negro hacia el Bósforo, porque, alega, no se han cumplido los compromisos que se habían adquirido con ella, sobre todo en lo que se refiere a favorecer las exportaciones agrícolas rusas. El razonamiento es una verdad a medias o una mentirijilla adornada con muchos lazos. Con el chantaje, el Kremlin aspira a una válvula de alivio, una rendija desde la que hacer palanca y sacar la cabeza del agua.

Para desbloquear el pacto, Moscú exige los siguientes puntos: 1/ conectar su banco agrícola, Rosselkhozbank, al sistema internacional de pago rápido Swift (todos los bancos rusos fueron excluidos en junio de 2022); 2/ levantar las sanciones a los repuestos para maquinaria agrícola; 3/ la descongelación de activos (ahí se esconde trampa); y 4/ la reanudación del suministro de amoniaco por la tubería, destruida el 6 de junio, que une la ciudad rusa de Togliatti con Odesa (el amoniaco es un componente esencial para la fabricación de fertilizantes).

Rusia esgrime, además, que la exportación de grano ucraniano, gracias al acuerdo alcanzado en julio del año pasado con la intermediación de Turquía y la ONU, no ha beneficiado a los países más necesitados, y se ha mostrado dispuesta, tras romper la baraja, a mandar cereal a África de forma gratuita. Ya está la propaganda lista, aunque lo cierto es que aquí todo el mundo pinta acuarelas. De los más de 30 millones de toneladas de cereal, importadas gracias al pacto, los principales beneficiarios han sido China y España, una de las grandes productoras de piensos; también, Italia y Turquía. En cambio, solo el 2,5% llegó a los países que más hambre sufren (Afganistán, Etiopía, Somalia y Sudán).

Las alternativas

Rusia ya está bombardeando el puerto de Odesa y sus silos de grano, sin piedad. Esquivar la ruta del mar Negro por tierra resulta mucho más costoso y lento, pues Ucrania tiene un ancho de vía distinto y Polonia recela de que el tránsito del cereal ucraniano convulsione su propio mercado interno, sus precios. Tan intrincadamente se teje el tapiz de lo global que el mundo no puede permitirse la prolongación de la guerra. Tiene que haber un maldito punto medio, una gatera que garantice a Rusia la claudicación, una salida. El oso ruso morirá dando zarpazos.  

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