El prisma

Ni siquiera los indecisos

J. L. Vidal Coy

J. L. Vidal Coy

 Es idea generalmente aceptada que escasísimos votantes van a la urna tras haber leído los programas electorales de los partidos. La razón fundamental es que suelen ser farragosos y prolijos, en vez de concisos y sencillos. Además, y es lo fundamental, las llamadas precampañas empiezan bastantes semanas antes de que se abra la oficial, que dura solo quince días. Así que, cuando los partidos ponen toda la carne en el asador, los ciudadanos ya están ahítos de mensajes electorales encubiertos que les cuentan lo mal que hacen unos y lo bien que hacen otros. 

Todos reciben los mensajes fundamentalmente a través de medios de comunicación y se dejan llevar por sus fobias y filias previas antes que por las ejecutorias o promesas de gobernantes y opositores. Y parece que esto sirve hasta para los indecisos.

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