Diario apócrifo: Aznar

Bernar Freiría

Bernar Freiría

La campaña electoral trajo ayer a mi memoria al presidente González. Y hoy al que recuerdo es a José María Aznar. Qué diferentes fueron las cosas con él. Tenía ambiciones de reyezuelo y trató de ponerme bajo su ala. No tuvimos relaciones fluidas, él apenas compartía conmigo ningún tipo de información. Menos mal que yo tenía mis propios cauces para saber lo que se estaba cociendo en cada momento. Y su mujer anda que no tenía ínfulas de primera dama. Eso explica muchas cosas. Por ejemplo, el ridículo bodorrio de El Escorial. No se me olvida tampoco cuando fuimos en visita oficial a Cuba y Aznar trató de dejarme en fuera de juego en la visita a la Habana Vieja, que apareció en mangas de camisa mientras yo llevaba atuendo formal, como corresponde a una visita de Estado por mucho calor que haga. Y aún peor fue que se me adelantó en el paseo. Hasta un patán sabría que un jefe de Gobierno jamás debe preceder al jefe del Estado. Pero lo peor de todo fue su decisión de participar al lado de los Estados Unidos y Gran Bretaña en la invasión de Irak sin haberlo hablado antes conmigo. No digo que me lo consultara, que un asunto así, participar en una guerra, debía hacerlo. Pero tomar las armas sin ni siquiera haberlo hablado con el jefe supremo de las Fuerzas Armadas Españolas es mucho peor que un error de protocolo. Es una auténtica felonía.

Y otra cosa que nunca le perdonaré a Aznar es el juego sucio que se desplegó para desplazar a Felipe de la jefatura del Gobierno. Aquella confabulación de la prensa para utilizar cualquier munición que desprestigiara a Felipe fue canallesca. El propio Anson lo reconoció. La utilización de los GAL fue otro ejemplo de ese comportamiento canalla. Cuando se hizo la guerra sucia contra ETA, que no digo yo que no haya sido un error, la derecha aplaudía esos métodos, incluso en el Parlamento. Años después, sacar ese asunto para derrotar a Felipe fue de lo más rastrero.

En fin, ahora lo que me importa es que a final de mes me voy a Sanxenxo a navegar unos días, que espero que nada lo tuerza. Ojalá.

Suscríbete para seguir leyendo