Charlas de bar

De cañas por Murcia con... Shakira y Piqué

Ilustración de Javier Balsalobre Orenes

Ilustración de Javier Balsalobre Orenes

Alba Marqués

Alba Marqués

En menudo berenjenal me he metido yo solita. Por primera vez vamos a ser tres para compartir cañas y no sé si seremos multitud, pero la envidia de la prensa rosa fijo que sí. Para apaciguar los ánimos, he llevado a mis invitados a La Gatera Cat Café de Murcia, porque quién se va a poner a vociferar palabras mal sonantes bajo la mirada de un gatito. De eso va la cosa. Después de meses en los que Shakira y Piqué han protagonizado polémicas y han provocado que nos encarnemos en Helen Lovejoy para implorar si es que nadie piensa en los niños, es hora de que se sienten a dialogar y yo voy a intentar echar una mano. Qué fácil nos resulta solucionar los problemas ajenos; los propios ya son otro asunto.

 Pedimos las cervezas (sí, aunque no es lo común, además de café, té y smoothies, en este peculiar local también las sirven) y comenzamos a cortar la tela, que hay mucha. Piqué estornuda, resulta que es alérgico a los gatos. Pues bien empezamos. Yo no llevo pañuelos y en la mesa no hay servilletas, así que es Shakira la que le saca del apuro sacando un clínex de su bolso. La mocosa respuesta del sistema inmunológico del exfutbolista viene que ni pintada y la primera palabra que cruzan es un «gracias». Ni tan mal. 

La mesa vibra y el móvil de la cantante se ilumina. El mensaje que le ha llegado ha dejado ver que tiene de fondo de pantalla a sus hijos. Por narices eso ha tenido que enternecer un poco al catalán. 

Como mediadora que se me ha antojado ser, arranco dejando clara (ejem) la evidencia a veces olvidada de lo fea y dolorosa que resulta una infidelidad. No soy quien para juzgar a nadie pero al pan, pan. Piqué se retuerce en su asiento, aunque no protesta. 

Por otra parte, es comprensible que no te siente muy bien que dediquen 3:37 minutos a airear asuntos de tu vida personal, pero a fin de cuentas es a lo que te expones si sales con una artista que previamente ya ha compuesto letras envenenadas a antiguas parejas. Y las canciones de despecho han existido desde que el mundo es un mundo. «Además, es un temazo». Me lo tiene que reconocer.

Si bien, el presidente de la Kings League señala que públicamente siempre se ha tomado el tema con humor y eso tampoco se puede discutir. En cuanto a Shakira, menos mal que publicó Acróstico, porque, aunque no se me ocurre mejor forma de afrontar un batacazo emocional de ese calibre que sacándole rédito económico, los que la seguimos ya estábamos un poco cansados de tantas canciones de despecho. «Pero vamos, que si tú te has desahogado, dilo reina». 

Eso sí, las mujeres facturan, por supuesto que sí, pero también lloran, y si comen de tu mermelada con razón. Y no por eso se es menos fuerte ni poderosa. Lo importante es lo que ella ha conseguido, no dejar que ‘tipos como tú’ amarguen tu existencia. Mírala ahora, de fiesta por Londres (se dice que con Lewis Hamilton). Que le gusta un deportista de élite.

Las sospechas de su nueva relación han puesto nerviosa a Shakira y con torpeza tira su cerveza. Ha salpicado a Piqué. Pero esta vez se ríen.

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