Murcia D. F.

Ballesta, con el cuchillo entre los dientes

Toma de posesión de José ballesta.

Toma de posesión de José ballesta. / Juan Carlos Caval

Lola García

Lola García

No ha esperado ni un minuto para demostrar que es el que manda y que no dejará vestigio alguno del paso de los socialistas por la Glorieta que han cometido distintos errores a lo largo de los casi dos años que han ostentado el Gobierno local. El nuevo-viejo alcalde, José Ballesta, ha llegado con el cuchillo entre los dientes y no está dispuesto a dar marcha atrás en sus decisiones, avisadas en campaña electoral, aunque alguna no la había voceado por si acaso perdía votos.

Es el caso de la apertura el 1 de julio del Puente Viejo, que ha tenido ya una amplia contestación ciudadana el pasado miércoles con una multitudinaria movilización al no entenderse cómo se revierte ese cierre teniendo en cuenta que se trata de un puente de casi 300 años y que no está para muchos trotes. Además, el viaducto es el paso natural que conecte el transporte público y el carril bici con la Gran Vía y la parte norte y, si atenemos a criterios de sostenibilidad, la plaza de Camachos debería estar destinada a ser peatonalizada, ya que es un espacio que daría una magnífica bienvenida a la otra parte de la ciudad, al igual que la peatonalización de la calle Floridablanca, en la zona en la que están los antiguos cines.

Hay que pensar con perspectiva de futuro y hacer un ejercicio de videncia para contemplar cómo será el barrio del Carmen dentro de medio siglo, teniendo en cuenta que lo que ahora se haga marcará el devenir de esa zona. Nadie puede pensar que en esa época futura pasarán los coches por el Puente Viejo o la plaza de Camachos, o por los alrededores del jardín de Floridablanca, una joya de la ciudad de Murcia y la primera zona verde del municipio.

La paralización de la tala de árboles es una buena señal, aunque realmente el anterior Gobierno ya había prácticamente concluido con la motosierra todo lo que estaba proyectado hacer desaparecer para las obras de movilidad, sobre las que se ha pedido una moratoria. Ese tiempo extra servirá a Ballesta para repensar el futuro de esos trabajos con un observatorio de expertos, que arranca este miércoles, y con un periodo de escucha ciudadana, al estilo Yolanda Díaz.

Es de esperar que esos trabajos de planificación no se alarguen en el tiempo y se dé una solución a las obras proyectadas porque la emergencia climática no da tregua. Hay que impulsar las acciones para quitar coches de las calles y reducir las emisiones cuanto antes. 

En caso contrario la ciudadanía de Murcia seguirá respirando veneno y el barrio del Carmen, particularmente, seguirá siendo invadido por más de 40.000 coches diarios. Una ciudad en llamas (metafóricamente hablando). Por nadie pase.

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