El blog del funcionario

Murcia: Tierra de juego

Cientos de familias en la región sufren la adicción al juego, y eso destroza proyectos, rompe las relaciones, arruina no solo una casa, sino que mete a miles de jóvenes en un callejón sin salida

Miguel H. Valverde

Miguel H. Valverde

Siguen floreciendo las casas de juego, prácticamente no hay instituto o colegio que no tenga una de ellas a la vuelta de la esquina, no solo somos la región con más casas de apuestas por habitante de Europa, sino que hemos convertido el juego en uno de los motores económicos en la mejor tierra del mundo.

Pero lo peor no es que vayas por donde vayas te encuentres un bajo con luces de neón y futbolistas en posters gigantes invitándote a entrar, ni tampoco que la comunidad autónoma haya estado años beneficiando fiscalmente a este sector, lo más grave es que apenas hay políticas públicas para luchar contra la adicción al juego.

Hemos normalizado ver a jóvenes fumando en las puertas de estos locales antes de volver a entrar a seguir jugando, incluso ya nos hemos acostumbrado, para desgracia de la Región, a aparecer estadística tras estadística con los mayores índices de fracaso y abandono escolar, con unos datos, según Cáritas, que no forma parte precisamente de la coalición de SUMAR de la vicepresidenta Yolanda Díaz, donde la pobreza y la exclusión social sigue aumentando sus listas.

Cientos de familias en la región sufren la adicción al juego, y eso destroza proyectos, vidas, revienta el consenso, rompe las relaciones, arruina no solo una casa, sino que mete a miles de jóvenes en un callejón sin salida, donde para sobrevivir se puede hacer casi de todo.

Los murcianos nos dejamos acojonar por aquellos que nos hablan de okupas, cuando los datos están ahí, ponemos el grito en el cielo con los inmigrantes, cuando no solo aportan a las arcas públicas más que los propios nacionales en proporción, sino que están ocupando puestos de trabajo que no queremos realizar

Cogemos un mosqueo de la hostia cuando nos enteramos que han entrado a robar a la casa del vecino y apuntamos a los MENAS (Menores Extranjeros No Acompañados) sin preguntar, pero somos incapaces de exigir a nuestros representantes que pongan en marcha políticas públicas para combatir una epidemia tan grande como peligrosa como son las casas de apuestas.

Que mi tierra se convierta en ‘Las Vegas Huertana’ bajo a bajo, ruleta a ruleta, apuesta a apuesta, no es para sentirnos orgullosos precisamente.

Carlos Alcaraz hay uno entre un millón, y tenemos la suerte de que nació aquí, en El Palmar, pero hay cientos de ‘carlitos alcaraz’ ahora mismo en las puertas de decenas de casas de apuestas destrozando sus vidas, y no veo al presidente López Miras acercarse a ellos para sacarse una foto, y explicarles el peligroso suelo que están pisando.

Si el futuro de esta región se va a basar en agricultura intensiva sin importarnos el medio ambiente, si vamos a seguir jugando en la segunda y tercera división turística nacional e internacional, si vamos a seguir viendo cómo miles de jóvenes en vez de estar en clase, institutos, Formación Profesional o universidades, formándose, siguen llenando las casas de apuestas, si lo que importa no es que la educación pública se convierta en el mejor puente que debería unir la igualdad de oportunidades, o si se cree que en la privatización de la sanidad se encuentra la solución a una mejor gestión, entonces, sin ninguna duda, estamos en el buen camino.

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