Opinión | Lo veo así

Eterna discriminación de la mujer

El pasado día 9 se celebraban los cuarenta años de la aprobación del Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia, y teniendo en cuenta que nos hemos pasado un tiempo sin conmemorar este día como se merece, el Gobierno regional decidió hacerlo este año por todo lo alto y concedió once medallas de oro, cuatro diplomas, una corbata de honor y la adopción de un hijo predilecto. Y como la lista de los premiados ya se conoce muy bien, hemos de recordar que, entre las Medallas de Oro, solo se encuentran dos mujeres, la letrada de la Asamblea Regional, Encarnación Fernández, y a título póstumo, la actriz Margarita Lozano. Ya ven, en algunos casos, lo mejor es morirse para que te reconozcan, y si eres mujer, casi se convierte en necesario, porque al parecer, todas las definiciones de lo que significa la discriminación de la mujer son ignoradas por los que nos gobiernan, que en la mayoría de los casos son hombres.

Y veíamos la foto de los galardonados y autoridades, y algún invitado que otro. Solemne foto en la que, entre dieciséis hombres, solo aparecían tres mujeres y solo una de ellas en primera fila (otra figuraba allí, al final, como perdida).

Estamos en el siglo XXI. Todos los organismos oficiales de todos los países del mundo mundial tienen leyes y normas que reflejan la necesidad de la igualdad entre sexos. Y aquí en Murcia también, aquí también. Pero a la hora de reconocer méritos, la mujer aparece oscurecida siempre.

Verán, según refleja el estudio La Universidad de Murcia en cifras, más del 62% del alumnado de esta Universidad son mujeres. Al parecer, se trata del mayor porcentaje de la historia de esta institución docente. Pero hay muchos más datos que nos hablan de la importancia de la presencia de la mujer en la Universidad. Por ejemplo, las mujeres abandonan menos los estudios que los hombres. Y en cuanto a la tasa de exclusión, (los alumnos que se ven obligados a abandonar los estudios en primero por no superar el número mínimo de créditos de permanencia) resulta muy llamativo que mientras esta tasa asciende a casi el 13% entre los hombres, la de las mujeres se sitúa apenas en un 5,5%.

En este estudio, otra de las tasas analizadas es la de rendimiento, que valora la relación porcentual entre los créditos superados y los matriculados en un curso académico. Pues bien, en este caso, también la mujer vuelve a estar netamente por delante, con más de un 72% ellas y poco más de un 61% para ellos. De las nuevas matrículas de másteres más de un 61% corresponde a mujeres y algo parecido ocurre con las tesis doctorales leídas, ya que un 57% fueron leídas por mujeres.

Con todos estos datos, no es de extrañar que en la última década se haya triplicado el número de catedráticas, mientras que el de catedráticos se ha incrementado muy ligeramente. Pero miren por donde, el número de mujeres respecto de hombres en esta escala continúa estando muy alejado y es que, al parecer, en la Universidad como en la Comunidad Autónoma, las cosas caminan despacio en eso de que la mujer alcance la igualdad, con respecto al hombre.

Por cierto, quiero decirles que respeto a todos los premiados, que todos ellos tienen los meritos suficientes como para ser reconocidos (unos más que otros, claro está), que no discuto el que ellos figuren en la foto, lo que discuto es la escasez de mujeres en ella. Son tantos los años que han transcurrido desde que se comenzase a hablar de la discriminación de que es objeto la mujer, y queda tanto camino por recorrer que esta lucha ya produce hastío y cansancio.

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