Opinión | Jodido pero contento

Multiverso, metaverso y algún verso suelto

Afortunadamente, cada vez más personas huyen de las redes sociales, básicamente cuando van cumpliendo años. Los mayores prefieren interaccionar directamente con sus círculos familiares y conocidos a través de los grupos de mensajería instantánea o skype

Avatares en Metaverso, según la revista TNE.

Avatares en Metaverso, según la revista TNE.

Una de las teorías físicas más alucinantes predice que, en vez de un solo universo, el que conocemos, fabría universos infinitos en los que rigen leyes de la naturaleza diferentes. Nosotros vivimos en una versión que ha hecho posible el universo que conocemos y nuestra propia existencia como seres inteligentes. Pensamos que es el único, porque es el único que conocemos, pero, según la teoría del multiverso, no habría que descartar que existan otros muchos. A escala más pequeña y menos bombástica, convivimos cada día con gente que parece vivir en universos diferentes al nuestro y en cuya mente parece regir una lógica distinta. Gente que, por ejemplo, se niega a vacunarse negando la evidencia de que los no vacunados tienen muchas más posibilidades de sufrir de forma dramática las consecuencias del Covid 19 e irse para el otro barrio en cuestión de días. El resto nos preguntamos si ellos estarán en posesión de una verdad que nosotros desconocemos.

A ESCALA.

Están los multiversos con una escala nacional, como en el caso de las autocracias cerradas en sí mismas para controlar la disciplina de sus ciudadanos. La gente que vive en un país como Rusia o China, donde los medios de comunicación están en poder de la autoridad estatal, se ven sometidos al constante bombardeo de propaganda oficial del Gran Hermano con su gran mentira. Incluso en los países con libertad de prensa, cada uno ve o lee lo que confirma sus propias opiniones políticas, de ahí que cada medio llegue de una manera más o menos excluyente a una parte del espectro social, que al cabo de la convocatoria de unas elecciones se convertirán en electores de uno o, a lo sumo, dos partidos compatibles con la ideología del medio. También, a menor escala, están las sectas, que se conforman alrededor de un líder carismático, con miembros que se creen a pies juntillas lo que les dicen, fruto de un lavado sistemático de cerebro. 

Estos multiversos han eclosionado en el mundo actual. Es un fenómeno que han permitido, fomentado y exacerbado las redes sociales como Twitter, Facebook, Instagram y otra pléyade de plataformas con alcance más restringido, proclives a la formación de burbujas, grupos que se aíslan del pensamiento dominante y que se comportan en la práctica como una secta. En primer lugar, negando cualquier autoridad al establecimiento oficial, sea político, científico y mediático. Para, a continuación, creerse cualquier teoría conspirativa que un líder o varios líderes les imponen contra toda evidencia y el más mínimo sentido común. Y como sucede en las sectas, cualquier intento de convencer al prosélito de la falsedad de su visión, produce en él una reacción de igual intensidad y sentido contrario. 

SECTARIOS QUE DESPIERTAN.

Es cierto que, a veces, los habitantes de una de estas versiones del multiverso parecen despertar de pronto y ver la luz, normalmente por un shock externo como puede ser la muerte de un familiar o persona cercana, en el caso de los antivacunas. Las más de las veces, sin embargo, el sectario reacciona ante la demostración evidente de su error negando la mayor. El otro día me contaban de un niñato de casi cuarenta años que, ante la disyuntiva de vacunarse o abandonar el refugio paterno, donde vivía cómoda y ociosamente, prefirió esto último, cortando de paso toda relación con sus progenitores. Cuando me lo contaron no pude más que alegrarme de que los pobres padres se hubieran deshecho finalmente de tamaño zopenco. Pero eso son las sectas, cuya esencia es enfrentar a unos miembros de la familia contra otros para debilitar los lazos que los unen y hacer presa en las mentes despojadas de todo soporte externo a la propia secta y al propio líder sectario.

EL MAYOR NEGOCIO DEL MUNDO.

Estos que alimentan las burbujas del multiverso en las redes sociales no solo dan pábulo a la cerrazón mental de sus miembros, sino que alimentan de paso los bolsillos de los accionistas que poseen el dominio de las redes sociales, que podrían considerarse sin ambages como el mejor negocio del mundo. Pues no es otra cosa un invento que deja que la gente publique sus gilipolleces y que eso constituya el mayor entretenimiento de los propios usuarios. Son canales publicitarios en los que sus editores no gastan un euro para la generación de contenidos originales de interés, no digamos veraces y contrastados. Son como una feria en la que los payasos y los trapecistas son los mismos que acuden a ver el espectáculo, mientras que el dueño de la carpa se forra con los puestos de venta y la publicidad en el recinto. Pasen y vean a vuestros conocidos, amigos y familiares haciendo el más espantoso ridículo, publicando vídeos de sus perros y sus gatos o, las más de las veces, aburriendo a las ovejas. 

EL METAVERSO DE ZUCKERBERG.

Y por si no tenían bastante con encerrar en burbujas a sus usuarios, el friki de Marck Zuckerberg y sus secuaces se acaban de sacar de la manga el invento del metaverso. Este consistiría básicamente en que el personal, más allá del muro en el que pueden leer las publicaciones ajenas, podrán encontrarse en un escenario de realidad virtual en el que confluyan varios usuarios de la red. Es una versión actualizada de un invento fracasado llamado Second Life, que hizo furor en internet hace un par décadas. No creo personalmente que esta idea del metaverso tenga una incidencia significativa en el panorama de las redes sociales, más allá de convertirse en una extensión mejorada de la experiencia de videojuegos en los que varios jugadores pueden interaccionar y asumir roles de fantasía. Para entendernos, no creo que la cosa pase de otra opción más para la evasión juvenil. Como mucho, es un paso más en nuestro inexorable camino a un mundo como el de Matrix.

Afortunadamente, cada vez más personas huyen de las redes sociales, básicamente cuando van cumpliendo años. Los mayores prefieren interaccionar directamente con sus círculos familiares y conocidos a través de los grupos de mensajería instantánea o skype. Esos grupos, fundamentalmente en Telegram, se prestan también al desarrollo de burbujas mentalmente enclaustradas, pero mientras que yo no me entere, con su pan se lo coman. Al fin y al cabo, sectas y grupúsculos conspirativos han existido siempre, aunque no con tanta repercusión en la vida de la mayoría. Personalmente me siento más feliz y realizado intentando actuar como un verso suelto, procurando entender las opiniones de todos, aunque no las comparta. En una búsqueda crítica, independiente y constante de la verdad sin tapujos, porque solo ella te hará libre.