Se acerca el final del verano y para muchos es una odisea, depresión posvacacional lo llaman.

Yo lo veo diferente. Para empezar, unir la palabra vacaciones con depresión en una misma frase es para todo menos para quejarse, ya que muchos no han podido ni disfrutarlas

¿Nunca habéis oído eso de que si no existieran los lunes no disfrutaríamos de los viernes!? Pues a eso voy. Claro que me gustaría seguir disfrutando del verano y más este año que ha sido ‘la leche’, pero también me gusta la vuelta a la normalidad.

Echo de menos a mi panadera, que es un encanto y como no haya gente siempre echamos un ratico hablando de cómo nos ha ido el día. También me encanta ver de nuevo a mis vecinos, cómo mi barrio abre todos sus comercios y cobra vida. La alegría de una ciudad llena que muy pronto empieza su feria.

El reencuentro con mis amigos y todas las historias que nos tenemos que contar. Incluso la temida vuelta al trabajo. Los primeros días después de las vacaciones son perfectos para compartir las experiencias y ponerte al día de todo.

Que sí, que al principio cuesta- Hemos cambiado hábitos de sueño, rutinas de alimentación, pero si trabajas en lo que te gusta hasta te hará ilusión volver, por lo menos eso es lo que me pasa a mí.

Y es que no nos queda otra que mirar la parte positiva de las cosas y os aseguro que hasta en este caso la tiene. Pasear por mi Murcia ya es todo un lujo, volver al gimnasio, aunque me lleve la bronca de mis monitores, ja ja, y empezar a comer bien es algo que estoy deseando hacer.

En fin, que si tienes depresión posvacacional piensa que otros no la tienen porque no han podido disfrutar de vacaciones.

Así que alégrate de lo vivido, recopila los mejores momentos y guárdalos como oro en paño porque, eso sí, veranos hay muchos, pero las vacaciones de 2021 ya no vuelven y, no sé vosotros, pero yo este año tengo mucho para recordar.