Andaba yo pensando en el tema del artículo de esta semana, dejándome llevar por el 'buenismo' que estos días embarga a los 'hombres y mujeres de buena voluntad'. La proximidad de la Navidad tiene estas cosas, se acrecienta nuestro sentido de la solidaridad y se nos agudizan las buenas intenciones de cada año para hacernos mejores. Y, de pronto, me topo con esta noticia: «El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, da por hecho que las autopistas de peaje en situación de quiebra 'revertirán al Estado', que tendrá que decidir 'qué tipo de gestión les da'» Sí, el nuevo titular de Fomento reconoce que su departamento tendrá que quedarse con las autopistas que están quebradas o en liquidación. Entre otras, la que nos afecta a nosotros, la Cartagena-Vera. Esa que, en palabras del presidente de la Comunidad en aquellos momentos, Ramón Luís Valcárcel, nos saldría gratis. Porque eso es lo que tiene la iniciativa privada que, como en el caso del aeropuerto de Corvera, sale gratis total a los ciudadanos y, si éstos se quejan, es porque desconocen las bondades de hacerlo todo privado. Que es que no nos enteramos de nada.

Y, claro, las buenas intenciones del proyectado artículo se marchan apresuradamente y, entre la indignación y la incomprensión también, nos preguntamos que es lo que está ocurriendo en este país. Pregunta retórica si se quiere pero que se nos antoja necesaria y es que, cuando el Gobierno de turno tuvo que rescatar a los bancos españoles con un montón de millones, difíciles de cuantificar, se nos dijo que había que hacerlo porque, de no ser así, los perjudicados serian los ahorradores que se quedarían sin el esfuerzo de toda su vida. Y vale, nos lo creímos, porque los gobernantes, muchas veces, se aprovechan de la capacidad de comprensión de los ciudadanos que siempre están dispuestos a hacer un ejercicio de adaptación al medio.

Pero ¿y ahora? ¿Me quieren explicar los motivos por los que el Gobierno, o sea los ciudadanos, han de pagar las autopistas? ¿Esto también perjudica a los pequeños ahorradores? Creemos que tenemos derecho a saber algo más de esta noticia en la que se nos dice que «el ministro pretende retomar el plan de rescate que el anterior equipo de Fomento planteó en marzo de 2014 y entonces no fructificó». Quizás entonces les dio vergüenza acometer dicho plan de rescate ¿y ahora no? Pues es para sentir rubor en un país como el nuestro donde, en el último año, han aumentado considerablemente el número total de autónomos, con amplio reflejo en todas y cada una de las Comunidades autónomas y donde Murcia se ha convertido en la segunda autonomía en la que más ha aumentado el número de estos trabajadores el último año. En total, un 3,8% interanual, esto es, 1,5 puntos porcentuales por encima de la media nacional.

Sí, en España, y en Murcia concretamente, el número de autónomos crece diariamente, en los últimos tiempos. Ya sé, ahora les llaman emprendedores, pero en puridad, en la mayoría de los casos, son trabajadores que han quedado en paro, que en su mayor parte tienen una edad difícil para recolocarse, y que han de buscarse la vida como pueden con el poco dinero que les dan de indemnización, entrampándose hasta las cejas y fracasando en muchos casos. Por eso no es difícil ver el cartel de 'se traspasa' en muchos escaparates de modestos establecimientos y pequeños talleres donde sus dueños comenzaron su andadura 'empresarial' henchidos de esperanza.

Pero el Gobierno no sale al rescate de estas, en la mayoría de los casos, unipersonales empresas. No, el Gobierno está para más altos designios, para partir al rescate de esos bancos donde sus directivos se forraban, y se forran, y ahora también, marchar al rescate de las autopistas, esos negocios de grandes empresas constructoras.

¿Ustedes lo entienden? Porque yo no.