No me digan que si este fin de semana no estuviera expuesta la bola negra espacial caída del cielo en los Llanos del Cagitán en una urna en el centro de Murcia no hubieran ido ustedes a verla, y pagado unos euros por entrada, gorra con logotipo espacial y cascos con una historia sobre los miles de objetos que orbitan alrededor de la tierra. Y un camión de esos de moda de comida rápida con un menú espacial con bandejas del Apolo y comida rusa en envoltorios espaciales€ Y eso que planes tenemos cientos, pero esto de la basura espacial, otro error de naming garrafal, nos encanta, y el azar de las estrellas nos ha tocado con su varita, así que debíamos aprovecharlo mejor.

Hay que tener guionistas a sueldo para, cuando pasen estas cosas, que la noticia no sea que si dos pastores, o que si un community manager fue el primero en dar luz sobre el sucesazo€ Aunque por cierto, máximo respeto a Iván Moya, apunten su nombre. En los USA ya lo habría becado la NASA para hacerle un seguimiento, y habría dos o tres guiones para Hollywood en marcha. Decía lo de los guionistas para darle color a la historia del suceso y lanzar leyendas que luego cada año que se cumpla del suceso, montar algo guapo en el Cagitán. Menudo lugar para pasar noches de estos noviembres primaverales mirando al cielo con jerseys finos y neveras con condumio.

Sea lo que sea la bolaca, que parece el depósito de gases de alguna nave o satélite que llevaba quince años en órbita, estamos tardando en poner furgonetas negras, cinta de esa de las películas y una o dos carpas allí, en el bancalico, como las de ET, y una valla alta con carteles de peligro. La bola negra caída del espacio en el Cagitán tiene unos setenta centímetros de diámetro. Vamos, que un bebé en posición fetal alimentado por sondas alienígenas cabe perfecto. Si dentro de dieciocho años algún calasparreño empieza a salvar milagrosamente las vidas de sus compañeros de instituto o corre el rumor de que hay un zagalón de ojos azules y un mechón de pelo negro en forma de rizo que puede ver a través de las paredes, ya sabríamos que aquello no era un recipiente de gases. Menudos son los de Kripton inventándose naves que caen en la tierra.

Pero no, aquí lo que hacemos es llamarlo basura espacial, y nos quedamos tan ricamente. Que no creo que haya unos granjeros criando a Superman en el Cagitán, por mucho que nos mole la historieta, pero de ahí a conformarnos con ´basura espacial´ hay un trecho€ Con esto ya somos zona de única de atracción de objetos espaciales no identificados, que nos otorguen el título y una ofertica a la NASA para que instale en el Parque de Fuente Álamo una antenaca de esas, no vaya a ser que nos estén queriendo decir algo y nosotros andemos descubriendo pistas con pastores.

Bueno, lo dicho, que dónde y cuándo podemos ir a ver la bola espacial, o al menos, que la pongan en alguna rotonda, que perder no vamos a perder nada... ¡y que haya camisetas muy frikis!

Vale.