En La mala hora, de García Márquez, el juez Arcadio dice al barbero que no deberían existir los lunes y éste echa la culpa al domingo de que existan los lunes. En México, por el contrario, celebran San Lunes para curarse de la cruda, y ese día ni las gallinas ponen huevos. Muchas personas añoran el lunes para ver a sus amantes; por algo el lunes se dedica a la Luna, para estar en ella y besar sus cuernos. EL pasado Lunes Santo, Jesús llegó a Betania, aldea en la parte alta del monte de los Olivos, donde vivía el Lázaro resucitado a quien el Maestro fue a hacer una revisión; antes de cenar, la hermana de Lázaro se arrodilló ante el invitado y, con perfume de nardo, le lavó y ungió los pies, se soltó la melena y con ella y las mejillas y a besos se los secó. Así comenzaba la Semana de Pasión, a caricias; después, cuesta abajo, hacia Jerusalén, empezaría a torcerse y acabaría hecha un Cristo.