En los últimos meses, abundan en la prensa publicaciones de informes elaborados por diversas organizaciones sobre la pobreza en España y en la Región de Murcia, basados en datos de 2012 y especialmente centrados en la pobreza infantil.

Estos informes están basados fundamentados en la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) que anualmente elabora el INE; son, por tanto, datos que, en la Región, se apoyan sobre una muestra de 608 hogares y recogen respuestas que no siempre tienen que ser ciertas. La propia encuesta reconoce que «los individuos tienden a subdeclararlos».

No es mi intención poner en duda el rigor científico de la encuesta del INE, pero sí manifestar lo que en innumerables ocasiones he rebatido en la Asamblea Regional sobre la visión que la izquierda tiene de las condiciones de vida en la Región de Murcia, que no es que quieran ver la botella medio vacía, es que la ven completamente vacía, cuando esa no es la realidad. Como decía Churchill, «hay mentiras, grandes mentiras y estadísticas».

La población en riesgo de pobreza no mide la pobreza absoluta sino cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población. Por lo tanto, en la ECV y consecuentemente en los informes que de ella se extractan no se está hablando normalmente de personas que no tienen suficiente dinero para comer. No se habla de pasar hambre, sino de ingresos bajos. Sólo el epígrafe referido a «Personas que no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días» mide la pobreza absoluta.

La encuesta es un análisis más multidimensional, ya que, por un lado, se considera en riesgo de pobreza a las personas que viven en hogares con renta inferior al 60% de la renta mediana equivalente. En 2013, en una familia de dos adultos y dos niños, el umbral de riesgo de pobreza era de 1.420 euros al mes. Por debajo de esa renta mensual, los cuatro miembros de la familia se contabilizan en esa tasa de riesgo de pobreza y los dos menores como pobreza infantil. Otra variable es la «Privación Material Severa», que agrupa a personas que viven en hogares que declaran carecer al menos de cuatro conceptos de los nueve siguientes: «No tener retrasos en el pago del alquiler, hipoteca, recibos relacionados con la vivienda o compras a plazos; mantener la vivienda con una temperatura adecuada; hacer frente a gastos imprevistos; una comida de carne, pollo o pescado cada dos días; ir de vacaciones fuera de casa; al menos una semana al año, un coche, una lavadora, una televisión a color o un teléfono».

Como adivinarán, las mayores cifras se dan entre las personas que declaran no poder hacer frente a gastos imprevistos de 650 euros en un mes sin tener que acudir a algún tipo de préstamo, que en España es el 42% y en la Región el 52%. Igualmente, declaran no poder irse de vacaciones al menos una semana al año el 48% de los encuestados en el ámbito nacional y el 66% en el regional.

Por último, la tercera variable es la «Población con baja intensidad de trabajo en el hogar», la relación de personas en edad de trabajar en el hogar con las que realmente trabajan y entrarían en el cómputo las personas que viven en hogares con intensidad de empleo muy baja o nula, es decir donde no trabaja ningún miembro del hogar o uno lo hace muy poco, y ahí, los datos regionales y nacionales mejoran día a día.

No es consuelo que haya regiones peores que la nuestra; de hecho, todas las Comunidades autónomas del arco mediterráneo, excepto la Región de Murcia, están más lejos de la media nacional en el índice de pobreza humana. Nosotros hemos mejorado ese índice respecto a 2007 y los datos tanto de riesgo de pobreza como de desigualdad con relación a 2005 „en pleno paraíso zapateril de superávits presupuestarios y de reparto del dinero público a chorros„ no son tan distintos como se nos quiere vender.

La realidad, por tanto, no es la de la demagogia ni la de los agoreros, aunque vaya por delante que mientras haya un solo niño que pase privaciones básicas, el objetivo de cualquier político que se precie debe ser trabajar para que se solucione ese problema y eso es a lo que el presidente Garre se ha comprometido específicamente. Ya lo hizo en la Asamblea Regional en verano y lo repitió la semana pasada. Lo ha plasmado en los Presupuestos para 2015 y en términos genéricos, pues sitúa a la creación de empleo como principal objetivo de su Gobierno y del PP, puesto que siempre hemos defendido que la mejor política social es la creación de empleo.